Los comunes allanan el camino para que ERC facilite la investidura de Sánchez
cristian reino | barcelona
El Gobierno catalán y los comunes compartieron ayer que las negociaciones para aprobar los presupuestos de la Generalitat de 2020 avanzan y van por buen camino. Es una buena noticia para el Ejecutivo autonómico, paralizado desde su inicio, hace año y medio, y sobre todo podría serlo para Pedro Sánchez, que necesita la abstención de los trece diputados de Esquerra Republicana para sacar adelante su investidura. El PSOE lleva el peso de la negociación con el resto de las fuerzas políticas para sellar acuerdos que permitan a Sánchez desencallar su reelección, aunque Unidas Podemos y Catalunya en Comú también están moviendo sus peones, como futuros integrantes del gobierno de coalición. Pablo Iglesias lanzó el jueves un guiño a los republicanos prometiendo que el diálogo con Cataluña y el «problema de la plurinacionalidad en España» serán prioritarios para el Gobierno central.
Esquerra dirige la Consejería de Economía de la Generalitat. Pere Aragonès, vicepresidente del Ejecutivo catalán, necesita a los comunes para aprobar los presupuestos del Govern, toda vez que la CUP ya ha expresado su intención de pasar a la oposición con todas las consecuencias. Los comunes, que se ofrecen como mediadores entre el Gobierno de Sánchez y los independentistas, acercaron ayer posturas con la Consejería de Economía. Catalunya en Comú, Unidas Podemos y el PSOE necesitan a los republicanos para la investidura del candidato socialista en un cruce de intereses que también implica al Ayuntamiento de Barcelona, donde gobierna Ada Colau con el PSC, y han llamado a la puerta de los republicanos para aprobar las cuentas municipales.
En el fondo, subyace una operación de calado, una especie de triple entente, en el Gobierno central, en el catalán y en el Ayuntamiento de Barcelona. ERC como socio externo del PSOE y Unidas Podemos en el Congreso y en el consistorio barcelonés, y los socialistas y los comunes en un hipotético Ejecutivo autonómico gobernado por Esquerra tras los comicios de Cataluña, que aún no tienen fecha prevista pero que se presumen próximos.
JxCat lleva meses advirtiendo de esta posibilidad propuesta desde hace tiempo por Ada Colau. Los postconvergentes temen que la operación les relegue a un papel secundario, sobre todo en la política catalana si llegaran a perder las elecciones ante Esquerra. Una derrota que en este momento es más que posible.
En esta tesitura, los dirigentes postconvergentes tratan de dinamitar la posible abstención de ERC en la investidura, un paso que sería la base de ese futuro acuerdo tripartito. La forma de evitar la ayuda de los republicanos es encareciendo las condiciones. Elevando la puja. Para que vuelva a calar en la opinión pública independentista que Esquerra apoya a Sánchez gratis, como en julio. Un gesto que los propios dirigentes republicanos han reconocido que tuvo costes electorales en los comicios del 10-N en los que la formación que lidera Oriol Junqueras perdió 150.000 votos y dos escaños.
En consecuencia, ERC reclama gestos a Sánchez para poder vender a su militancia que ha obtenido una contrapartida en la negociación por la investidura. La posición de Esquerra a día de hoy es «no» a la reelección de Sánchez.