Las cinco voces que destaparon a Rifaat Al Assad, el ‘semidiós’ de Siria
mateo balín | madrid
Cinco voces de la diáspora siria. Cinco testigos que aportaron luz judicial para esclarecer la red corrupta en España de Rifaat Al Assad. Una operación de altos riesgos personales para sus protagonistas que ha tenido su premio: congelar los activos de sus 507 propiedades valoradas en 695 millones de euros.
El juez de la Audiencia Nacional José de la Mata abrió la causa en diciembre de 2016 tras recibir una querella de la Fiscalía por presunto blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal. Las acciones se dirigían contra el tío del actual presidente sirio, dos de sus mujeres, ocho hijos y tres dos apoderados, uno el español Manuel Flores.
La investigación fue entregada a la Guardia Civil como policía judicial y concluyó el pasado 21 de noviembre, casi tres años después, con el auto de procesamiento que propone a la Sala Penal juzgar a los acusados. La mayoría no estarán en el banquillo, porque el cabecilla Rifaat, exvicepresidente del país entre 1944 y 1984, no reside aquí y es poco probable que viaje para enfrentarse a las penas de prisión que le reclamará el fiscal. Tiene 82 años.
No obstante, en el Juzgado Central de Instrucción seis fueron conscientes desde el principio que el objetivo del ‘caso Al Assad’ era identificar el entramado societario y las propiedades en España, demostrar de forma indiciaria su procedencia del blanqueo de capitales y proceder a su embargo cautelar mientras se espera a la sentencia. En esta estrategia, la presencia de los testigos de cargo era capital para vertebrar el relato de hechos del juez. La policía judicial se puso manos a la obra desde 2017 para buscar estos testimonios en varios países. Con otra causa abierta en Francia como punto de partida, a principios del pasado verano consiguieron, no sin riesgos ni temores para los testigos, las ansiadas declaraciones que están en el tomo 11 del sumario. Un abogado, un activista, un exgeneral de Ejército, una particular y un exvicepresidente del Gobierno dejaron su huella en el procedimiento. Los guardias civiles consultados, que han preferido no hablar hasta que no haya sentencia, hicieron un trabajo «ímprobo» -horas de búsqueda y viajes, comentan en el juzgado- para dar con su paradero.
Su principal temor eran las represalias. Y es que la sombra de Rifaat, quien fuera máximo responsable de la seguridad del país durante 40 años, es aún hoy muy alargada. «Era el jefe superior del sistema de inteligencia, de las Brigadas de Defensa. Formó un grupo paramilitar, Shabiha, que se benefició del contrabando de droga o fármacos. En Siria era casi Dios», comentó al juez el exgeneral Adnal Alhwash.