Los socialistas de García-Page cierran la puerta al transfuguismo
La inquietud que ha podido generar en las filas del socialismo el pacto con Esquerra Republicana de Catalunya no se traducirá en votos discrepantes durante la sesión clave para la investidura de Pedro Sánchez.
En la dirección del partido socialista lo dan tan por seguro que el domingo tanto la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, como el propio candidato a la presidencia del Gobierno arremetieron con dureza contra el líder del PP, Pablo Casado, y la representante de Ciudadanos, Inés Arrimadas, a los que acusaron de pretender alentar, en balde, el «transfuguismo».
El sábado, tras una maratoniana jornada de debate, el secretario de Organización del PSOE castellano-manchego y diputado en el Congreso, Sergio Gutiérrez, espantó cualquier fantasma de indisciplina en su cuenta de Twitter. «Soy muy consciente de que 116.000 toledanos me votaron para investir a Sánchez. Me debo a ellos. Pero además después de escuchar a un Casado radicalizado como nunca, cerrando la abstención patriótica que el PP recibió -dijo en alusión a la traumática decisión de los socialistas de facilitar la investidura de Mariano Rajoy en 2016- votaré ‘sí’ aún con más convicción».
Su testimonio es especialmente relevante porque el secretario general de su federación y por tanto jefe directo, el presidente del Gobierno autonómico de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, fue el único barón del partido que tras conocer el acuerdo de investidura suscrito con los republicanos emitió un comunicado para exigir que la bilateralidad con la Generalitat sea la misma que con los gobiernos del resto de comunidades, que no se soslaye al Parlamento y que no se acepte ninguna consulta en Cataluña más allá de la preceptiva de las reformas de carácter estatutario.