Pablo Iglesias ya tiene nombrado su ‘gobierno’
El llanto de emoción de Pablo Iglesias, a lágrima viva, cuando el Congreso acababa de otorgar su confianza a Sánchez fue el último escalón que separaba al líder de Unidas Podemos de las plazas del 15-M al Palacio de la Moncloa. Un viaje del «sí se puede», al «sí se pudo». Consciente de ello, y de que será uno de los protagonistas del primer gobierno de coalición desde la restauración de la democracia, hizo hincapié durante su intervención en el debate de ayer en sus objetivos principales como próximo vicepresidente de Asuntos Sociales, que resumió en igualdad social, feminismo y reconocimiento de la pluralidad de «los pueblos» de España.
Pero mientras Sánchez sorprendió a propios y a extraños retrasando una semana la configuración de su Gabinete de Ministros, la ilusión por ver la meta tan cerca sigue superando al hermetismo mantenido por Unidas Podemos durante las negociaciones para la investidura. Ayer se confirmó que Iglesias ha decidió nombrar al secretario de Economía de su partido, Nacho Alvarez, y a la portavoz parlamentaria adjunta, Ione Belarra, secretarios de Estado de Economía Social y de Agenda 2030 —que velará por el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible marcados por la ONU—, respectivamente, y al ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero, Julio Rodríguez, como su jefe de Gabinete.
Belarra, considerada la ‘número dos’ de Irene Montero, se había fogueado en la portavocía parlamentaria de Unidas Podemos durante la baja maternal de esta. Todo indicaba que se iba a mantener como peso pesado de la formación en el Congreso, pero con su salto a una secretaría de Estado deja al ahora diputado Pablo Echenique como una de las piezas más importantes de Iglesias en la Cámara baja.
Tono duro con la oposición
Consciente de que a partir de ahora estará limitado en su actuación por sus socios de coalición y por el cargo que ostentará, ayer durante el debate Iglesias volvió a mostrar el tono duro del que hacía gala en 2015, tras el desembargo de Podemos en el Congreso, a la hora de responder a los mensajes lanzados desde la tribuna por Santiago Abascal, líder de Vox, y Pablo Casado, del PP, que habían hecho alusiones a las víctimas de ETA durante el discurso de la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua.
«Tengo un mensaje en el móvil que me ha escrito Rosa Lluch —cuyo padre, Ernest Lluch, fue asesinado por la banda terrorista hace 19 años—, ‘¡no hablen ustedes en el nombre de las víctimas de ETA, no usen sus muertes como beneficio», afirmó en tono serio. Después, volvió a recuperar la polémica alentada por PP y Vox sobre el supuesto «desprecio» al rey en las anteriores sesiones, cuando la presidenta de la Cámara, Meritxel Batet, no recriminó las críticas a Felipe VI.
«Si quieren ustedes defender a la monarquía, eviten que la monarquía se identifique con ustedes. Juan Carlos I sabía que solamente alejándose de la derecha ésta podría sobrevivir», añadió Iglesias.
Cada vez que el líder de Podemos ha tenido la oportunidad de intervenir en la investidura, ha querido mostrarse como un socio leal de Sánchez, ayer le habló en confianza para decirle: «Pedro, no nos van a atacar por lo que hagamos, sino por lo que somos, le pido firmeza democrática frente a los intolerantes». Finalizado el camino de «tomar el cielo», ahora empezar otro más complicado, la presente legislatura.