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León

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Cuando a partir de mañana, lunes, tomen posesión los ministros del Gobierno que se ocuparán de los asuntos económicos, se encontrarán con un panorama algo más relajado que si su andadura hubiera arrancado el pasado verano.

Si utilizamos como medida del sentimiento económico la cotización del bono a diez años, fue en agosto de 2019 cuando su rentabilidad marcó su nivel histórico más bajo, en el entorno del 0,05%, al igual que la de su comparable alemán (-0,70%). Desde esos niveles, los rendimientos de ambos bonos se han recuperado.

Bajo esa evolución subyace que las expectativas sobre la economía son mejores o, al menos, que las más catastrofistas parecen haber perdido crédito.

«Se llegó a esperar una recesión, y ahora ese riesgo se ha descartado», ratifica Santiago Carbó, catedrático de Economía y Finanzas de Cunef.

María Jesús Fernández, economista senior de Funcas, quita hierro a las perspectivas más aciagas del pasado más inmediato: «Ni nos parecía justificada la percepción de que se iba a otra crisis ni ahora creemos que haya mejorado la situación».

Y Matilde Mas, del IVIE, realiza un comentario en la misma línea y desliza, como Fernández, una advertencia: «En estos momentos podría haber cierta autocomplacencia: ni antes estábamos tan mal, ni ahora tan bien». | CRISTINA VALLEJO