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Sánchez se reserva el control directo de las negociaciones con la Generalitat

Calvo seguirá teniendo un papel clave en la relación con Cataluña, por encima de la ministra de Política Territorial

Publicado por
León

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Pedro Sánchez mantendrá un control muy directo de las negociaciones que se entablen con la Generalitat en la mesa de diálogo acordada con Esquerra a cambio de que facilitara su investidura.

El presidente del Gobierno ha elegido como nueva ministra de Política Territorial y Función Pública a la hasta ahora consejera canaria de Economía, Conocimiento y Empleo, Carolina Darias. En ella recaerán la tarea de seguir rebajando la conflictividad competencial entre el Estado y las comunidades autónomas y las conversaciones para abordar, seis años después de lo preceptivo, la reforma del sistema de financiación autonómico, junto a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Pero la relación con Cataluña tendrá carril propio.

La previsión, según aseguran fuentes gubernamentales, es que la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, persona de la máxima confianza de Sánchez, siga siendo quien centralice el grueso de las acciones destinadas a apaciguar los ánimos con el Gobierno catalán.

En la anterior legislatura ya ocurrió algo similar, a pesar de que el ministerio que ahora ocupará Darias estaba en manos de una de las dirigentes del PSC más próximas al jefe del Ejecutivo, Meritxell Batet, que tras las elecciones del 28 de abril pasó a presidir el Congreso de los Diputados (cargo en el que fue renovada el 3 de diciembre).

Calvo fue, a partir de diciembre de 2018, la responsable de traducir en hechos la Declaración de Pedralbes, en la que el Ejecutivo socialista ya reconoció «la existencia de un conflicto sobre el futuro de Cataluña» y se comprometió a mantener un «diálogo efectivo» con el objetivo de articular una propuesta que cuente con respaldo mayoritario de la sociedad catalana, «en el marco de la seguridad jurídica».

Todo saltó por los aires, sin embargo, cuando Esquerra decidió presentar una enmienda de totalidad a los Presupuestos en febrero, justo al mismo tiempo que el PSOE ardía por la aceptación de la figura del «relator», encargado de «facilitar» el trabajo de las partes en la mesa de diálogo.

La número dos del Gobierno siempre ha asegurado que aún después de aquel episodio siguió manteniendo una interlocución muy directa con el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès. No así con la que por aquella época fue también su otra contraparte, la consejera de Presidencia Elsa Artadi, ahora concejala en el Ayuntamiento de Barcelona. En Esquerra, sin embargo, mantienen cierta prevención e incluso falta de confianza hacia la dirigente socialista y esperan una implicación más directa del propio jefe del Ejecutivo, que ya recibió hace unas semanas a Aragonès en la Moncloa. «Con ella —dicen fuentes de la formación— no se avanza».

Que Sánchez tiene lo que en su entorno más próximo califican como «la acción de oro» para decidir hasta dónde se llega en la resolución de la crisis catalana es indudable y el perfil poco político de la nueva ministra de los asuntos territoriales no hace sino ratificarlo. En todo caso, el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, llamó ayer a los republicanos a rebajar sus expectativas. «Si alguien espera resultados muy transcendentes e importantísimos a muy corto plazo probablemente se equivocará».

En principio, la mesa de diálogo entre los gobiernos deberá reunirse por primera vez antes de que acabe el mes y quince días después de que el secretario general del PSOE haya conformado todo su Ejecutivo, algo que se producirá hoy, tras tres jornadas consecutivas de goteo informativo. Ayer se supo que el exdelegado del Gobierno en Madrid José Manuel Rodríguez Uribes será el nuevo ministro de Cultura y el de Justicia, el diputado socialista Juan Carlos Campo. Aunque Calvo advirtió el miércoles en TVE de que, si la Generalitat se salta la ley, se actuará en su contra, y el secretario de Organización del PSOE y futuro ministro de Transportes, José Luis Abalos, remarcó ayer que «el acatamiento lo preside todo», Sánchez se ha comprometido a priorizar la vía política y a evitar en la medida de lo posible la judicial.