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El acercamiento de Arrimadas al PP rebela al sector crítico de Igea en Cs

El ‘barón díscolo’ cree que esta alianza desvirtúa la esencia del partido fundado en 2006

Inés Arrimadas, ayer, durante el encuentro con militantes de Ciudadanos en Valencia.

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León

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Albert Rivera siempre se opuso a una alianza electoral con el PP bajo la marca España Suma, con la que Pablo Casado asegura que hoy ambos estarían gobernando. El objetivo confeso del que fuera presidente de Ciudadanos era el de desplazar a los populares como referente del espacio liberal conservador y liderar la oposición al Gobierno del PSOE. En esa pugna con el PP por un mismo espacio no tenía sentido unir fuerzas. Pero con Rivera fuera de la política y Ciudadanos en declive desde el 10 de noviembre, la confluencia de liberales y populares está cada vez más cerca.

Inés Arrimadas ha decidido tomar las riendas del partido antes siquiera de que los afiliados resuelvan en unas primarias quién será el nuevo líder y ha tendido la mano al PP para aliarse en las tres comunidades que celebran elecciones este año, Cataluña, País Vasco y Galicia. Una maniobra que ha provocado un profundo malestar en cuadros y dirigentes de Ciudadanos al considerar que es el primer paso para diluirse en las filas populares, aunque desde el entorno de la portavoz parlamentaria insisten en que este planteamiento no tiene nada que ver con el España Suma que pretende Casado.

El plan inicial era posponer el debate hasta que el horizonte electoral estuviera más cerca, pero el anuncio del presidente de la Generalitat, Quim Torra, de adelantar los comicios precipitó los hechos y la portavoz parlamentaria tomó la iniciativa ante la situación «excepcional» que atraviesa España.

PRONÓSTICOS ADVERSOS

Arrimadas mira a Cataluña porque en las anteriores elecciones autonómicas, el 21 de diciembre de 2017, su partido fue el más votado y obtuvo 37 diputados, tres más que Junts per Catalunya, pero sus perspectivas ahora son bastante oscuras. Los últimos sondeos atribuyen a los naranjas la pérdida de más de la mitad de sus diputados e incluso con una lista conjunta con el PP serían la cuarta fuerza por detrás de ERC, JxCat y PSC.

En Galicia, las perspectivas tampoco son buenas para Ciudadanos, donde las encuestas siguen sin conceder representación a este partido. Además, el presidente de la Xunta, Albert Núñez Feijóo, no tiene la menor intención de experimentar con una coalición. Si acaso, está dispuesto a integrar bajo las siglas PP. Y en el País Vasco, el futuro pinta aún peor para los liberales.

Son por lo tanto tres citas de alto riesgo para el futuro de la formación, que se encuentra en su peor momento desde que en 2015 dio el salto a la arena nacional.

Arrimadas ya no aspira a dar el sorpasso al PP, se conforma con rescatar los restos del naufragio naranja y para ello cuenta con la bendición de la gestora, que respaldó el miércoles por unanimidad la propuesta de concurrir bajo el mismo paraguas que el partido de Casado para frenar el auge del nacionalismo en estos tres territorios.

«Nosotros creemos que es importante que en un momento excepcional se exploren todas las opciones», remarcó la portavoz de este órgano, Melisa Rodríguez.

Para el sector crítico, encabezado por el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, esta alianza desvirtúa la esencia del partido fundado en 2006.

«No haríamos bien si acabáramos haciendo una transición al PP porque dejamos un hueco que sigue siendo necesario», asevera Igea.

UN «ERROR ESTRATÉGICO»

El sector crítico reprocha, además, a Arrimadas que se ponga bajo el foco cuando todavía no están convocadas las elecciones allí donde podría activarse el pacto y cuando ella no es oficialmente la líder de Ciudadanos.

«Es un error estratégico y una falta de respeto a los militantes», aseguran.

Estas voces discrepantes insisten en que decisiones de este calado no puede adoptarlas una dirección en funciones y proponen que se lleve el debate al congreso que el partido celebrará el 14 y 15 de marzo.

Fuentes de la gestora replican, en cambio, que Ciudadanos no puede quedarse de brazos cruzados hasta concluir su proceso interno y argumentan que, por ejemplo, en Euskadi, donde se rumorea que el lehendakari Íñigo Urkullu podría anunciar esta semana un adelanto electoral, existe un plazo legal de diez días para presentar coaliciones desde la convocatoria de los comicios. Se trata de tener «un plan de contingencia» por si se precipitan los acontecimientos.

El acercamiento al PP está reforzando la candidatura del sector crítico y aunque todas las miradas están puestas en Igea, el barón díscolo aún no se ha decidido a dar el paso para disputarle el liderazgo a Arrimadas.

De momento, el vicepresidente de Castilla y León y su círculo darán la batalla estatutaria en el congreso al presentar una enmienda a la totalidad a la ponencia que el Consejo General aprobó a mediados de enero por amplísima mayoría.

Un texto, que presentaron el viernes en Madrid, con el que pretenden limitar el poder del sucesor de Rivera en favor de los afiliados y los territorios.

Aunque la enmienda llegará a debatirse en la V Asamblea General de Ciudadanos, como pasó en 2017 con el intento de un sector de la militancia histórica de Cataluña por impedir el giro liberal, en el entorno de Arrimadas no preocupa ese debate. «No tienen tanta fuerza como parece», zanjan.

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