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León arrastra casi medio siglo de protestas sin avances en su desarrollo social y económico

Apoyo social. La reivindicación de una provincia próspera lleva casi medio siglo en las calles. Con las particularidades de cada momento social, el denominador común de estos últimos decenios ha sido el mismo: la decadencia del territorio no puede continuar. Ayer, Diario de León analizaba las infraestructuras como uno de los mayores déficits y agravios que ha padecido históricamente. Hoy, el segundo de los cuatro bloques que sustentan la manifestación del domingo analiza el apoyo y la percepción social que hay entre la ciudadanía, porque las convocatorias del día 16 en León, Ponferrada y Villablino van de eso, de cómo un territorio con potencial e identidad ha llegado a alimentar el éxodo de su desarrollo.

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La crisis demográfica y económica que espolea las manifestaciones del domingo en León, Ponferrada y Villablino mantiene a la provincia en guardia. Los datos son demoledores y todos los indicadores la sitúan en el vagón de cola del desarrollo.

Nada nuevo para una tierra aislada durante decenios que busca un futuro de justicia sin olvidar su pasado, trufado de movilizaciones y protestas para ganarse en la calle lo que se le ha negado en los despachos. Los sindicatos medirán el 16-F su poder de convocatoria bajo el paraguas de unas reivindicaciones que apenas han sufrido cambios desde esa primera gran huelga en el sector de la construcción, allá por 1976, en plena transición hacia la democracia. Duró dos meses, hasta que la patronal cedió y mejoraron las condiciones de siete mil obreros leoneses.

Ahora, los empresarios respaldan la convocatoria de CC OO y UGT. También la Universidad y los partidos políticos. Incluso la Junta y el Gobierno van a sentarse —eso han comprometido— en la mesa por el futuro de León. Casi medio siglo después, la situación no ha mejorado mucho. De hecho, en los últimos treinta años, la sangría poblacional ha adelgazado el padrón en más de cincuenta mil habitantes. Y la curva no para de caer.

Nadie niega a estas alturas las complicaciones de una provincia sin tejido industrial y cada vez con menos oportunidades, lo que supone un caldo de cultivo perfecto para que el leonesismo gane adeptos, sobretodo después de que el alcalde José Antonio Diez pusiera sobre la mesa la posibilidad de disgregar la Región Leonesa de Castilla. La moción de la UPL en el Ayuntamiento de la capital revitalizó la demanda de una autonomía propia.

Fue antes de que se anunciaran las movilizaciones del 16-F. Una veintena de municipios ya se han adherido a la causa. Y varios colectivos que defienden la misma idea participarán en las protestas del domingo. También estarán los agricultores. Y los estudiantes. La llamada de las organizaciones sindicales es transversal. Está por ver si cuaja.

Histórica
La manifestación por la autonomía de 1984 fue la más numerosa de todas las que se han realizado

En la última manifestación de este tipo, el 15 de noviembre de 2018, salieron a las calles de León unas diez mil personas, muy por debajo de esa protesta que en 1991 reunió a unos 20.000 leoneses en contra de la marginación de la provincia. ‘León, hazte oír’, tituló Diario de León en su portada del 16 de mayo.

Aquel mismo año, los agentes políticos, sociales y económicos tomaron nota de ese descontento y firmaron el Pacto por León, que apenas tuvo recorrido y no dio ningún fruto. La presión en la calle era muy alta. Y en la lista de prioridades que establecieron entonces destacaban la mejora de las infraestructuras, la central térmica de El Bierzo o la industrialización de la provincia.

Ese acuerdo integral vuelve ahora al tablero político solo un año y medio después de la última movilización, en la que, como actualmente, se reclamaba un futuro cierto para esta tierra, que ha visto como se desmantelaba la minería sin que hubiera una alternativa en las cuencas. En 1950, León tenía a 18.000 trabajadores del carbón en activo. De todo aquello, tan solo quedan las escombreras, que deberían ser recuperadas con los fondos de la Transición Justa para generar empleo en estas zonas.

Muchas de las protestas más significativas de las últimas décadas las han protagonizado los mineros, con aquellas marchas negras que llevaron hasta Madrid las reivindicaciones del sector. También tuvieron un peso importante las manifestaciones convocadas en los albores de la democracia para reclamar una autonomía propia, ajena a los destinos de Castilla.

Presión estéril 
Las movilizaciones de principios de los noventa condujeron al Pacto por León, que no dio frutos

La del 4 de mayo de 1984 fue histórica. Entre 60.000 y 90.000 personas respaldaron el movimiento que había nacido años antes, cuando empezó a alumbrarse el estado de las autonomías. Un apoyo social sin precedentes que no frenó la composición territorial que hoy sigue alimentando al leonesismo, que ha pasado por momentos complicados durante los últimos años. En 2007, poco más de tres mil leoneses respaldaron en las calles la autonomía, para algunos la solución a todos los males de una provincia que afronta, desde la unidad, una nueva movilización bajo el lema «Es el momento de León. soluciones ya».

De nuevo, todos van de la mano. Como en el fallido pacto por León. Hubo igualmente otras propuestas similares que apenas dejaron huella en la provincia, como el Plan del Oeste que trajo bajo el brazo José Luis Rodríguez Zapatero.

El Gobierno de España y la Junta tendrán mucho que decir sobre todo esto en los presupuestos. Hay actuaciones prioritarias para León que llevan tiempo en los cajones de las promesas incumplidas, como la finalización de los casi 90 kilómetros que aún faltan de la A-60 o la construcción de la autovía a Orense desde Ponferrada. Al igual que el polígono de Torneros, sin avances a pesar de que está concebido sobre el papel como un elemento nuclear del Corredor Atlántico, la infraestructura logística que puede colocar a León en la primera división del tráfico de mercancías.

La pérdida de población, las cifras del paro o la merma de la actividad industrial son otros de los motivos esgrimidos por los organizadores para que León, Ponferrada y Villablino eleven la voz el próximo 16 de febrero. La lucha continúa en la provincia.