Sánchez saca de sus casillas a Torra al poner fecha para la reunión de la mesa de diálogo
El Gobierno propone sentarse ya el lunes y la Generalitat le reprocha que haga pública la oferta «unilateralmente»
Ni siquiera está resultando sencillo llegar a un acuerdo sobre la fecha en la que ha de mantenerse la primera reunión de la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat.
El gabinete del presidente catalán estalló ayer contra la Moncloa después de que esta hiciera pública su propuesta: el próximo lunes, 24 de febrero, en Madrid. En un comunicado muy crítico, la oficina de Quim Torra echó en cara al equipo de Pedro Sánchez que se tirara a la piscina sin siquiera tener en cuenta la agenda de la contraparte y le reprochó que se hagan anuncios de ese tipo «unilateralmente». En el mismo texto, la Generalitat argumentó también que en el encuentro que mantuvieron el pasado 6 de febrero en Barcelona, Sánchez y Torra hablaron de reunir antes de nada a sus equipos «técnicos» para decidir no solo la fecha sino también el lugar de la primera cita y su orden del día.
Es cierto que esa reunión no ha llegado a producirse, en parte porque Junts per Catalunya insiste en que quiere un mediador para la mesa y el Ejecutivo lo rechaza. Pero el tercero en discordia, ERC, no habría perdonado al Ejecutivo que no moviera ficha para evitar que se siga posponiendo la negociación sine die.
Los republicanos creen que Torra, Carles Puigdemont y Junts per Catalunya no tienen verdadero interés en que la mesa que ellos pactaron a cambio de la investidura prospere y que la harán saltar por los aires a las primeras de cambio para después convocar elecciones en Cataluña y presentarlos ante el mundo independentista como traidores o, en el mejor de los casos, ingenuos, que se dejaron engañar por el PSOE de Sánchez.
Eso explica la distinta reacción de cada uno de los partidos al paso dado desde la Moncloa.
El portavoz de Esquerra en el Congreso, Gabriel Rufián, lo aplaudió. «Entendemos que, más allá de los detalles o de los flecos que puedan quedar y que podrán concretar los gabinetes de ambos gobiernos, es una buena noticia que la mesa se reúna cuanto antes». Fuentes de la formación admiten, no en vano, que en los últimos días ha habido contactos entre Rufián y la portavoz socialista, Adriana Lastra, para «facilitar» que se fijara una fecha.
La representante de JxCat en la Cámara baja Laura Borràs, sin embargo, acusó al Gobierno de desatender la mínima «cortesía» e ironizó con que lo ocurrido demuestra que quizá el mediador sea necesario incluso para algo tan simple como acordar día, lugar y temas a tratar. Aun así, la dirigente neoconvergente no cerró la puerta a que efectivamente el lunes pueda haber reunión.
«Nosotros los temas los tenemos claros —dijo— y se hará todo lo posible para poder encajar (la cita en la agenda del presidente Torra)».
Con un tono más duro, su colega en el Parlament Eduard Pujol también aprovechó la ocasión para insistir en que se hace necesario contar con una figura externa que certifique los pactos que eventualmente puedan alcanzar los gobiernos y, aunque también se mostró convencido de que se podrá llegar a un acuerdo sobre la fecha del primer encuentro, eludió dar por buena la propuesta de la Moncloa.
Los de Puigdemont ponen en duda la actitud del Gobierno, lo que dejaría a los republicanos como marionetas en manos de un Sánchez incumplidor. Y el PSC pone el foco en la rivalidad entre las fuerzas secesionistas.
«Hubo un compromiso de que la comisión de diálogo y la bilateral se encontraran a lo largo del mes de febrero, y como conviene hacer honor a los compromisos, si se pudiera hacer, estaría muy bien», intervino ayer el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta.
«Si no se ponen de acuerdo —insistió en alusión a los dos socios del Gobierno catalán— no habrá ni fecha ni reunión».
La cuestión de los plazos es relevante para el Ejecutivo porque los de Oriol Junqueras no se sentarán a negociar los Presupuestos Generales del Estado si la mesa no está en marcha.
Lo repitió el viernes el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés. La idea de Sánchez era llevar las cuentas al Congreso en marzo y tenerlas aprobadas antes del verano, pero la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, admitió que no las presentará si no tiene garantizado de antemano que superan el debate de totalidad, para lo que ERC es vital.