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El Gobierno obvia los desplantes de Torra y da prioridad a que comience el diálogo

Ejecutivo y Generalitat constituirán en La Moncloa la mesa de negociación sin expectativas de acuerdos inmediatos

Pedro Sánchez, Carmen Calvo y Pablo Iglesias, ayer, en el Congreso de los Diputados.

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León

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«Este Gobierno está en la antítesis de las posiciones independentistas, pero solo se puede avanzar empezando». La frase de la vicepresidenta primera del Ejecutivo, Carmen Calvo, es perfectamente descriptiva de la actitud con la que el Ejecutivo de Pedro Sánchez se enfrenta hoy a la negociación con la Generalitat y al primer encuentro de la mesa de diálogo que se comprometió a crear a cambio de que Esquerra Republicana de Catalunya facilitara la investidura de Pedro Sánchez.

Mientras el balón esté rodando, todos ganan tiempo. En la Moncloa se actúa con el objetivo de amarrar el apoyo o al menos la abstención de los republicanos a los Presupuestos Generales del Estado —que el jueves se enfrentan a una primera barrera con la votación en el Congreso de la senda de déficit y deuda que acompaña al techo de gasto— y con la convicción de que, de momento y en tanto no haya elecciones en Cataluña, bastará con gestos como los ofrecidos hasta ahora para que los de Oriol Junqueras no rompan la cuerda.

Fuentes de Esquerra admiten, de hecho, que la negociación de verdad no arrancará hasta que no haya nuevo presidente en la plaza de Sant Jaume. Ese análisis es lo que ha llevado a Sánchez a aceptar prácticamente sin remilgos que, en contra de lo acordado y de lo que exigieron los propios secesionistas en su momento, en la delegación de la Generalitat se incorpore a personas ajenas al Ejecutivo autonómico, entre las que se encuentran el exjefe de gabinete de Carles Puigdemot, Josep Rius, o el que fuera número dos de Junqueras, Josep Maria Jové, investigado en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya por el referéndum del 1-O.

«Para el Gobierno lo importante es lo importante: sentarnos», insistió hoy Calvo tras el Consejo de Ministros.

Ni el Ejecutivo ni la Generalitat cuentan con dar grandes pasos en su primera cita, para la que ni siquiera hay un orden del día. Los socialistas llevan semanas rebajando las expectativas y advirtiendo de que no cabe esperar frutos del diálogo en el corto plazo.

La presidenta del partido, Cristina Narbona, incluso apuntó el lunes a que quizá sea necesario irse a una nueva legislatura. Pero también desde el Gobierno catalán se alentó ayer la idea de que la cosa irá para largo.

«En la primera sesión no se puede resolver, pero sí que se puede encarar el calendario de una negociación que no será fácil ni rápida», apuntó su portavoz, Meritxell Budó.

Pero ni la Moncloa ni ERC comparten la idea del calendario. Carácter preparatorio El encuentro ha adquirido así cierto cariz de reunión preparatoria. Sin más pretensiones, pese a la insistencia de la Generalitat en poner sobre la mesa la autodeterminación, una ley de amnistía y un mediador.

Calvo anticipó incluso que en él podrá hablarse de cómo y quiénes proseguirán el diálogo, porque tanto Pedro Sánchez, como Quim Torra y el vicepresidente catalán, Pere Aragonès, sólo tienen intención de asistir a la cita inaugurual y a aquellas en las que se sellen acuerdos. «Discutiremos cómo continuar la segunda, tercera y cuarta parte», dijo la vicepresidenta.

DESDE LA MONCLOA

Lo que sí traerá la constitución de la mesa de diálogo es una novedad de carácter simbólico. Torra tiene intención de comparecer posteriormente en la sala de prensa del palacio de La Moncloa. Es algo que no hace ningún presidente de la Generalitat desde Artur Mas en febrero de 2012, cuando sus reivindicaciones no pasaban de exigir un pacto fiscal similar al Concierto vasco. Meses después, en el ‘Onze de Setembre’, una gran protesta independentista llenó las calles y el líder convergente optó por ponerse a la cabeza de la manifestación. A partir de entonces, tras sus reuniones con Mariano Rajoy, optó por ofrecer ruedas de prensa en Blanquerna, la sede de la delegación del Gobierno de la Generalitat en Madrid.