«Me quedé sin nada y salí adelante»
Lorena Pérez Bretal tiene 32 años y trabaja como repartidora de publicidad desde hace seis años en Actis12. «Después de quedarme sin trabajo, sin casa y casi a punto de perder a mis hijos, apostaron por mí y yo me adapté bien», comenta orgullosa de haber insistido hasta la saciedad para que le dieran el trabajo. Lorena tiene una discapacidad visual del 82% a causa de una enfermedad hereditaria que de niña creyeron que era miopía. Tuvo su primer trabajo como camarera y después dejó el mundo laboral para criar a sus dos primeros hijos, una niña y un niño. «Cuando la relación se puso fea lo dejé y me quedé sin nada. Nadie me quería contratar. Decían que tenía demasiada minusvalía», explica. Todo cambió con el nuevo trabajo, incluso «formé una nueva familia, con miedo, pero lo hice y soy muy feliz». Al año de estar trabajando en Actis12 tuvo su tercer hijo y después se reincorporó. «Estoy orgullosa de haber llegado hasta aquí», dice emocionada. Aunque la carrera de obstáculos continúa. La discapacidad visual le impide conectarse a internet y hacer gestiones como la renovación del carné de familia numerosa que le urge para una ayuda. «Me he sentido muy frustrada cuando he llamado a la Junta y lo único que me responden es que pida cita. No le quisieron dar el impreso a mi padre», señala. Al final, tuvo que ir a una gestoría para solucionar el problema. Lorena reivindica que la administración sea accesible para todo el mundo. «Estoy segura de que a muchas personas les pasa igual», lamenta.