A la espera
Que el Gobierno centralice la compra retrasa una semana la llegada de material
La confiscación en las aduanas y la lentitud del Ejecutivo en los mercados vendedores dejan sin equipos a los profesionales
Una cadena de errores del Gobierno ha retrasado la llegada del material sanitario básico que necesitan los profesionales para enfrentarse en primera línea al coronavirus. Mascarillas, guantes, equipos de protección individual (EPI) y geles desinfectantes podrían haber estado desde hace una semana y en cantidades importantes en los centros sanitarios si el Ejecutivo de Pedro Sánchez hubiera tomado decisiones diferentes desde el 9 de marzo, el día en que el país comenzó a concienciarse de que el coronavirus era un asunto realmente serio.
La equivocación más importante y más dañina ocurrió el 10 de marzo, cuando el Gobierno aprobó un real decreto para centralizar la compra de bienes sanitarios. Lo que a primera vista parecía una decisión lógica (unificar los encargos para acceder a grandes cantidades más rápido y a mejor precio) ha sido en la práctica un desastre. Comunidades autónomas, hospitales y empresas privadas, que ya se habían movilizado buscando material, principalmente en el mercado chino, frenaron en seco sus pedidos, más todavía a partir del 14 de marzo, cuando el Ejecutivo incluyó en el decreto del estado de alarma la posibilidad de requisar todo el material sanitario que hubiera en España (en los últimos días, se han confiscado mascarillas, gafas y guantes en aduanas y empresas). "Yo estaba en contacto con multitud de entidades españolas de todo tipo, incluyendo comunidades autónomas, para enviarles material sanitario, pero todo se paró a raíz del anuncio de que el Gobierno podía confiscar, porque empezó a haber dudas de que el material llegase a quien lo compraba", asegura un proveedor de accesorios con base en China. Y es que nadie quería adquirir un bien que luego se quedaría el Gobierno, y que lo repartiría sin pensar en quién lo había comprado. Además, en un principio, se confiaba en que el Ministerio de Sanidad abastecería a todos porque se daba por hecho que se movería con habilidad en los mercados internacionales para hacerse con los bienes sanitarios esenciales.
Pero eso tampoco sucedió. Empresarios acostumbrados a exportar desde China a España coinciden en señalar que el Ejecutivo ha pecado de "bisoñez" y de "lentitud", y eso "siendo benévolos". "No han sabido qué tecla tocar y con quién contactar", asegura una fuente que se dedica a gestionar la fabricación, el diseño y el desarrollo de productos que acaban en España. "Aquí somos unos 300 españoles y la mayoría nos dedicamos a lo mismo, llevar productos a España. Si a mí el lunes me hubieran pedido 10 millones de mascarillas, el viernes las habrían tenido en Madrid. Hay muchas formas de conseguir el material, hay centenares de fábricas que pueden hacerlo, incluso el Gobierno español puede alquilar una factoría durante un tiempo para producir lo que quiera", cuenta este ingeniero, que recuerda haber recibido un pedido de 20 millones de mascarillas procedente de Corea del Sur. "Si hubiera llegado el mismo pedido de España, le habría dado máxima prioridad, lo habría puesto por delante de cualquier otro. Pero no me ha llegado", asevera. "He visto salir grandes 'stocks' hacia otros países, pero nunca hacia España", lamenta este profesional, que pone un ejemplo de buen funcionamiento, Inditex: "Ellos tienen sus 'partners' aquí y son los mejores en mover un producto de un lado a otro del mundo. Pero el Gobierno tiene otros resortes que podría utilizar, como su buena relación con el Gobierno chino". Pese a todo, otro español, Angel Díaz Bárcena, gerente de la empresa Serendipia Design, que tiene su sede operativa en Shenzhen, una ciudad de 12 millones de habitantes situada a 27 kilómetros al norte de Hong Kong, pide aprender de los errores y mirar hacia delante: "Todavía estamos a tiempo de que contacten con nosotros instituciones que necesiten material, hay formas de encontrar mecanismos".
"Se podrían haber hecho las cosas de otra manera", se entristece una persona con casi tres décadas de experiencia en la relación entre los dos países, y con contactos de alto nivel, que apela a la gran relación entre ambos gobiernos para haber intentado tomar decisiones más audaces. "El Rey, que agradeció al dueño de Alibaba que enviara 500.000 mascarillas, ya ha demostrado que el trato personal es muy importante. Por ejemplo, si hubieran hecho una gran compra, España podía fletar aviones de Iberia que transportaran el material y Xi Jinping no habría puesto ningún impedimento para que aterrizaran en Pekín. No se hizo".
Sostiene esta fuente que, ante la crisis sanitaria, "el Gobierno central tenía que haber dejado trabajar a las comunidades autónomas, que ya habían adelantado los encargos". Sin poder dar más detalles para preservar su anonimato, cuenta que hace solo una semana pudo haber accedido a un gran número de bienes sanitarios muy preciados en estos momentos y lo hizo público a través de sus redes sociales, pero nadie se interesó y ahora se encuentra con que países como Alemania o Italia ya están por delante de España. "Aun así, todavía ahora puedo mover un millón de mascarillas en cinco minutos, o centenares de EPI, que ahora valen en las fábricas entre 8 y 30 euros. Pero tiene que haber voluntad", subraya esta fuente, que también fue 'víctima' del tercer error grave que se le puede achacar al Gobierno en esta crisis: "Unas amigas chinas me enviaron cien mascarillas en una maleta. En la aduana de Barajas me las requisaron. Eso fue una salvajada".
Problemas en barajas
El 90% del material sanitario que está llegando a España lo hace a través de los aviones, principalmente por Barajas, y la gestión del servicio aduanero del aeropuerto madrileño está siendo muy cuestionada. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acusó el jueves al Gobierno de bloquear en Barajas el material médico que había comprado su región. "Necesitamos 14 millones de mascarillas y no ha llegado ni una, absolutamente nada para los hospitales; estamos trabajando ya a mínimos", clamó. Sólo el hospital de La Paz de Madrid necesita 30.000 mascarillas diarias. Otros Gobiernos autonómicos denunciaron lo mismo. El ministro de Sanidad negó la acusación, pero fuentes del Servicio de Vigilancia Aduanera reconocen que entre el lunes y el miércoles muchos bienes sanitarios que habían sido comprados previamente por las comunidades autónomas permanecieron en el aeropuerto confiscados. "Hubo problemas con los cargamentos, no salieron a su destino", admiten, aunque el gran drama fue otro: multitud de envíos con mascarillas, batas y más productos que estaba previsto que llegaran a partir del lunes 16 habían sido cancelados y ni siquiera habían salido de China, después de que las comunidades los hubieran anulado. Cuando el día 19 el ministro Salvador Illa rectificó y dijo que las regiones y otros agentes sanitarios podían comprar material "si así lo estimaban oportuno", ya era demasiado tarde: con contadas excepciones, como la de Andalucía, que tomó la iniciativa y compró 2,4 millones de mascarillas en China, todas las adquisiciones previas estaban abortadas. Para las fábricas chinas, eso no fue un problema. Vendieron el material a Bélgica y Holanda, sobre todo, y cuando las comunidades lo volvieron a reclamar, les mandaron a la casilla de salida: tenían que hablar otra vez con las fábricas del país asiático. Ayer, el Ministerio de Sanidad repartió 1,6 millones de mascarillas entre las comunidades.
Mientras todo lo anterior ocurre, los profesionales sanitarios se baten en el frente contra el coronavirus sin los medios de protección esenciales. Según los datos del ministerio, ayer había 3.475 sanitarios contagiados, el 12% de los positivos en España. "La limitación de los productos sanitarios obliga al Gobierno a una total transparencia a la hora de explicar cómo se está haciendo el reparto y a informar de dónde está el material requisado y donado", cuenta un médico.
Este especialista ve cómo sus colegas entran a tratar a los pacientes con equipos insuficientes. "Creemos que se está haciendo acopio de material, pero no se está distribuyendo ni llegando a los profesionales. Y a las empresas a las que se les había requisado o habían donado mascarillas y guantes para sus empleados no se les está dando retorno de qué han hecho con ese material", subraya este doctor, que reclama a los políticos transparencia y coherencia en la información: "Como ejemplo, no es de recibo ver que ellos anuncian que han dado positivo en la prueba estando asintomáticos mientras nosotros mandamos a casa a los pacientes sin poder hacérsela siguiendo sus protocolos".