«Mi estado del Whatsapp lo deja claro: solo videollamadas»

Miri es una mujer voluptuosa. Su exuberancia se paga caro. Y más estos días porque a los puteros «no les frena nadie», confirma. No trabaja por miedo al contagio, pero asegura que un habitual le ofreció mil euros por un encuentro al que se negó y al tiempo volvió a llamar ofreciendo el doble. «Ni por esas, es inconcebible», dice en torno firme.

Hace vida habitual en Madrid, pero el estado de alarma la pilló en León, donde reside en un piso con más mujeres. La casera «se ha portado bien» y les ha rebajado los 150 euros que pagan por habitación cada semana. «Ahora atiendo virtualmente. Tú pones mi número de teléfono y salgo en la web».

Lo que viene siendo reinventarse en tiempos del coronavirus. La página a la que se refiere es una popular web donde se ofrecen servicios sexuales y en la que la mayoría de las mujeres —también algún hombre— han actualizado sus mensajes para advertir que no atienden presencialmente. Las conexiones por webcam se han disparado. «El estado de mi Whatsapp lo deja claro, solo hago videollamadas», subraya Miri. En la habitación de al lado, una compañera está sin recurso alguno desde hace días. «Y ahora es la familia la que la ayuda», deplora.