La trashumancia burla el Covid-19
Los primeros rebaños inician el cambio de pastos a la montaña Más de 30.000 ovejas se moverán en la presente temporada, la mayoría en junio Menos tráfico y tiempo revuelto en la primera jornada de Ganadería Fial a Omaña
Más de 1.300 ovejas de Ganadería Fial, iniciaron ayer el camino a pie desde San Pelayo, al lado de Veguellina de Órbigo, a los pastos de primavera en Lago de Omaña. La trasterminancia o trashumancia entre las riberas y páramos y los puertos de montaña comienza con unos pocos rebaños y concluirá en junio, con el movimiento de más de 30.000 ovejas merinas sin ninguna restricción por el Covid-19.
La provincia está libre de brucelosis bovina, ovina y caprina, tal y como señala el servicio territorial de Agricultura. Esta enfermedad asestó un golpe mortal a la trashumancia entre Extremadura y León a principios del siglo XXI. Ahora que la pandemia es humana, las ovejas burlan al coronavirus y circulan por carreteras casi vacías de coches y por cañadas que el tiempo, las concentraciones parcelarias y el descuido han ido borrando en las últimas décadas.
«Hemos encontrado poco tráfico, aunque las inclemencias del tiempo han hecho el camino más incómodo», explica Violeta Alegre, que lleva la explotación a partes iguales con su esposo, Gregorio Fidalgo. En invierno cada uno se ocupa de un rebaño. En primavera los juntan en Lago de Omaña y en verano separan a las ovejas preñadas para llevarlas de vuelta a la vega y el resto suben a pastar, guiadas por Violeta, a los puertos de Abelgas a mediados de julio.
Los rebaños trasterminantes son el rescoldo que mantiene la milenaria trashumancia, responsable, con el diente de la oveja, del paisaje de la montaña en la provincia de León y particularmente en zonas como Babia, Luna, Riaño y las zonas altas de la Montaña Central.
Las dos majadas de Fial, en su mayoría de merinas negras, una especie en peligro de extinción, se juntaron el martes en San Pelayo (una inverna en Soto de la Vega, a 15 kilómetros) y ayer durmieron a la intemperie en el pueblo de Las Omañas después de recorrer a pie unos 35 kilómetros. Hoy está previsto que lleguen a Lago de Omaña, una localidad de apenas 21 habitantes.
Gregorio y Violeta realizan este camino juntos desde hace 34 año, los mismos que cumplen de matrimonio este año. Y quieren seguir haciéndolo hasta que se jubilen pero no ven que sea un sector que atraiga a la juventud por el bajo precio del cordero en el mercado.
Este año inician la trasterminancia sin ninguna traba burocrática. Pero con la vista puesta en un mercado afectado por el impacto económico del Covid-19. Muchas ganaderías no han podido vender las crías y hay quien ha recurrido a congelarlo a la espera de tiempos mejores.
«El cordero es una carne que está muy vinculada a la hostelería y van a ser los últimos en abrir», subraya Fidalgo. Nacido en Abelgas, en la comarca de Luna, este pastor se afincó a orillas del Órbigo, en Veguellina, población elegida por muchos trashumantes que antiguamente iban a Extremadura para hacer un camino más corto y tener mayor estabilidad familiar.
Antes de tener ganadería propia trabajó como pastor y realizó la trasterminancia desde Pandorado a La Cueta por la collada de Villabandín. «Íbamos después por la Vega de Viejos, lo hice durante seis años», recuerda.
No barrunta un año bueno para el sector, aunque «nosotros tuvimos suerte y vendimos todos los corderos», admite. «Si esto se alarga mucho al cordero lechal, al cabrito y al cochinillo les va a afectar mucho», advierte. «Creo que puede ser el momento de que se haga una nueva reesructuración del sector como ocurrió hace dos años», resalta.
Violeta Alegre también recimina la política de ayudas al sector por la crisis del Covid-19. «Es absurdo que den dinero a quien ha vendido los corderos (30 euros por pieza hasta un máximo de 70) y no a los que no venden, que son los que lo necesitan», declara en relación a un decreto de urgencia del Ministerio de Agricultur, Ganadería y Pesca que cubre desde el 14 marzo hasta el fin del estado de alarma para corderos de menos de tres meses.
Al bajo precio de los lechales se suma el parón que hay en el mercado de la lana debido a las repercusiones del coronavirus en la industria textil en general y en China en particular. «No hay precio de salida», apostilla el ganadero.
Los movimientos de ganado ovino y caprino no precisan la prueba de la brucelosis en los 30 días anteriores a la marcha, ni para el movimiento interno dentro de Castilla y León. Las guías se tramitan en las oficinas comarcales de Agricultura y Ganadería. «Este año todo han sido facilidades», subraya. Tampoco encontraron ninguna pega por parte de la Guardia Civil, que fue avisada del trayecto que emprendían con las ovejas.
Salieron de San Pelayo con los primeros rayos de sol y enseguida la lluvia se sumó a la marcha, aunque les dio tregua para parar a comer en Villanueva de Carrizo, donde tienen apalabrada una majada para el descanso. Al atardecer, y con el sol de nuevo por testigo, llegaron a las Omañas. «Llevamos traje de agua y paraguas, vamos bien protegidos», señala. Y mucho peores las han visto, en los puertos con tormentas y bajando con las ovejas cunado fue el huracán Hortensia. Hoy tendrán que andar tan solo 15 kilómetros para llegar a su meta primaveral. Los pastos de Lago de Omaña esperan intactos y bien frescos para las ovejas de Fial. Michel Fernández, yerno de Violeta y Gregorio, fue su ayudante en el camino, mientras Yaiza, una de las hijas y Violeta se adelantaban con el coche para hacer los preparativos.
Los mastines también forman parte de la familia trasterminante. Y hacen el camino a pie con su porte señorial encabezando la expedición. Los careas a la vera del pastor, bien atentos a sus órdenes y silbidos. Que no se pierda ninguna.
Para el pueblo será como una fiesta. Las ovejas rompen el silencio del camino y de un confinamiento obligado por la pandemia del Covid-19. Por el camino se entretienen... comiendo. Ajenas a la emergencia sanitaria que acucia al mundo entero.
La trasterminancia supone un movimiento de más de 30.000 ovejas. La mayoría realizan el cambio a los pastos de verano, en los frescos puertos de alta montaña, en el mes de junio. Pero varios rebaños como es el caso de Fial y otros de la zona de Ordás y Astorga se adelantan en los meses de primavera a la comarca de Omaña.
La trashumancia desde Extremadura, que también se realiza en junio mayormente, apenas supone 4.000 cabezas de ovejas. En los dos últimos años un rebaño ha hecho el camino a pie desde el parque natural de Guadarrama, en Madrid, hasta los puertos de Valverde de la Sierra, en la montaña oriental. Torre de Baia, Salamón, Lois y Valdelugueros son los otros destinos de las ganaderías trashumantes de ovino, a las que el vacuno ha ganado terreno.