Azadoterapia confinada
Un huertín con bula en Villavante
Juan Miguel Celadilla Vidal, recepcionista de Paradores en Erte, cultiva en su huerta amparado en una respuesta oficial
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Huerta
Juan Miguel Celadilla Vidal nació «viendo a mi padre arar con la vertedera y la yunta de vacas» en Villavante, pueblo entre el Órbigo y el Páramo leonés. Desde bien joven le tocó «aricar las habas y la remolacha con el caballo». Luego estudió estudió una FP Agropecuaria y tiene el título de especialista. Pero nunca regresó al pueblo a convertirse en labrador. Encontró empleo como recepcionista en Paradores.
Trabajó en Cataluña y Extremadura, y finalmente, consiguió plaza en San Marcos. Ya en la tierrina recuperó su pasión por la agricultura y en lugar de ir al gimnasio, cuando tenía tiempo libre cogía el tren —cuando aún había un servicio decente a Astorga— y se iba al pueblo. «¿Pero vienes a Villavante a trabajar el huerto, con lo bien que se está en León?», le decía algún vecino con el asombro que aún había por los ciudades.
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Juan Miguel Celadilla Vidal, doblando el cadril. LETICIA FRANCO C.
Por no entrar en más disquisiciones, respondía: «En León hay mucha gente que va al gimnasio a machacarse, pues yo vengo al huerto a la mismo». Allí no solo disfruta del aire libre, también cultiva productos saludables. Fiel a los recuerdos de su padre y a la tradición, le presta ver su huertín bien arado.
Respuesta
La declaración del estado de alarma, el 14 de marzo, le pilló en el pueblo y con los ajos en los surcos, pues desde que empezaron las obras de San Marcos está en un Erte. Como el resto del país quedó encerrado en casa y con la azada en barbecho. Los huertos de autoconsumo quedaron en el limbo de las prohibiciones.
Celadilla, acostumbrado a lidiar con la maquinaria de laburocracia, escribió a la Subdelegación del Gobierno para contar su caso. Tan acostumbrado está al silencio administrativo o a respuestas que no aclaran nadaque cuando el 26 de marzo le respondieron desde la oficina de Información y Registro no salía de su asombro: «Su consulta ha sido supervisada por Secretaría, y si lo que entendemos es que usted y solamente usted tiene que atender a su huerto, está justificada su asistencia». Cualquier duda, consulte en el cuartel de la Guardia Civil más próximo, concluye el amable correo electrónico.
Para mejor producir
Con las mismas, Juan Miguel empezó a practicar de nuevo la ‘azadoterapia’, como le dice a su hija, quitar hierbas de su huerta, porque le gusta verle curioso: «Cuando veo un huerto o una finca bien arada pienso que es como una caricia a la tierra, que para que sea productiva requiere ser bien tratada».
Lo único que echaba en falta era a los peregrinos que habitualmente le saludan con alabanzas al huertín. El Camino de Santiago ha quedado sumido en una profunda soledad y silencio en una de las épocas en que más transitado está.
Resquicio legal
El huerto iba floreciendo, con sus lilas, su azahar, y las lechugas se pusieron hermosas, mientras los ajos crecían tiesos haciendo honor a su fama. Un día de abril Juan Miguel leyó en la prensa que había alboroto pidiendo permiso para cultivar las huertas de autoconsumo. A través de sus contactos con Extremadura —cuando estuvo en el parador de Guadalupe también tuvo huerto, «el tío Joaquín y la tía Paulina me prestaron el terreno»— supo que la delegada del Gobierno, Yolanda de la vecina comunidad permitió a primeros de abril los desplazamientos para alimentar y cuidar animales y recoger y realizar labores de cultivo y mantenimiento.
Juan Miguel Celadilla no es el único que se ha dirigido a la Subdelegación del Gobierno para consultar la legalidad de su trabajo en el huerto. Es una demanda creciente en la provincia.