"No se puede 'teleenseñar' a conducir, causaría más muertes en la carretera"

En España hay casi 8.000 autoescuelas que dan empleo a más de 30.000 personas. Pero entre un 10% y un 20% podrían desaparecer por la crisis del coronavirus. Es la estimación de Enrique Lorca, presidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE). El negocio mueve 1.200 millones al año y la vuelta a la actividad no será fácil para un sector en el que la enseñanza presencial y la proximidad con el alumno son imprescindibles.

-¿Cuáles son las cifras del sector?

-Hay 8.737 autoescuelas con 17.000 profesores de formación vial, a los que debemos sumar otro tipo de trabajadores. En total empleamos a 30.000 personas. Facturamos unos 1.200 millones al año, en torno a cien millones de euros al mes. Es lo que se pierde ahora por cada mes de inactividad.

-Sufrieron una situación complicada por la crisis de 2008. ¿Llueve sobre mojado?

-Sí. Cada sector tiene sus peculiaridades. Con las huelgas de examinadores en 2015 y 2017 fue tremendo. Somos un sector frágil y débil, con una fuerte competencia de precios, escasos márgenes de rentabilidad y empresas pequeñas. No tenemos el riñón cubierto como otras grandes empresas.

-¿Cuántas autoescuelas podrían desaparecer?

-Quizá entre un 10% y un 20%, dependiendo de las ayudas públicas y de la demanda cuando esto pase.

-¿Qué ayudas reclaman?

-Lo primordial es la flexibilización para incorporar a la plantilla. Si tenemos que mantener el 100% con una baja demanda, será imposible. Veremos muchos más cierres. Pedimos que los Erte se mantengan en las mismas condiciones y podamos incorporar a las plantillas conforme se normalice la situación y aumente la demanda. También necesitamos ayudas para los locales alquilados, que son mayoría. Y subvenciones para obtener el permiso de conducir, que activarían y dinamizarían el sector y la economía, dado que el permiso de conducir es una exigencia laboral.

-¿Tienen EPI y medios para reabrir?

-Trabajamos para aprovisionarnos. Presentaremos un protocolo a Sanidad y a la DGT para que los locales y los vehículos sean áreas seguras.

-¿Cómo se pone una mampara entre alumno y profesor en un automóvil?

-No es factible ni seguro. Pensamos en pantallas de protección facial, guantes de nitrilo, mascarillas, geles hidroalcohólicos e higienización del coche con ozono tras cada uso. Sanidad tiene la última palabra. Una mampara necesitaría una homologación y un reconocimiento de la ITV y provocaría distorsiones de seguridad. Podría interferir con los airbags. Es impracticable.

-¿Y si el profesor fuera en el asiento de atrás?

-Imposible. Debe estar a cargo del doble mando. Ocurre lo mismo con profesiones como la peluquería o la fisioterapia, que exigen un contacto aún más estrecho. Respetando la seguridad no debería haber mayor problema con la proximidad.

Simulador de vuelco

-¿Contemplan la formación telemática?

-Es un buen complemento y la usan muchas autoescuelas. Pero la formación presencial es determinante. No se puede 'teleenseñar' a conducir. Podemos transmitir telemáticamente conocimientos, pero no sensaciones ni concienciar sobre temas vitales. Necesitamos la interacción. Nada suple a un simulador de vuelco, donde sientes qué pasa si vas sin cinturón, o unas gafas que te muestran la alteración de tu percepción si has bebido o te drogas. Es difícil enseñar la maniobra de reanimación cardiorrespiratoria sin un maniquí o cómo reaccionar ante un imprevisto a través de un ordenador. La formación a distancia provocaría más muertes en carretera.

-¿Exigirán pruebas de coronavirus a los alumnos?

-Es complicado. Tiene implicaciones éticas. No sabemos si son asequibles, y quizá no sea muy práctico. Un negativo de Covid-19 hoy no evita un contagio pasado mañana. Como empresa debemos proporcionar los EPI a los trabajadores y velar por su seguridad.

-¿Es optimista sobre la vuelta a la normalidad?

-Hasta que no llegue la vacuna nada se normalizará. La situación económica es abrumadora en la inmensa mayoría de los sectores productivos. Quizá las familias sean reticentes a la hora de obtener el carné, que tiene un precio ajustado, entre 800 y 900 euros de media.

-¿Le exigen los alumnos concienciados con el medio ambiente coches eléctricos?

-No. Nuestra intención es que todos los alumnos los prueben, pero ofrecemos una formación dual. El problema es el elevado coste del coche eléctrico y más en una situación como esta. Además, si obtienes el permiso de conducir en un vehículo eléctrico, que es automático, tu permiso se restringe a ese tipo de coches.