«Ascender con el Cleba es de mis mejores recuerdos»

Casi nunca un adiós resulta sencillo de asumir y más cuando esa despedida supone dejar atrás toda una carrera deportiva plagada de grandes gestas, máxima entrega e ilusión. La leonesa Raquel Caño tenía claro que la 2019-20 sería su última temporada en activo dentro del balonmano profesional, pero soñaba con colgar las zapatillas junto a la que ha sido su afición en los últimos tiempos, arropada por sus compañeras y quizá recibiendo un último aplauso en reconocimiento a su pasión absoluta por el deporte que ama. La dura realidad ha querido, sin embargo, que ese adiós llegue en mitad de una pandemia que lo ha paralizado todo. Aún así, su positividad no deja hueco a la tristeza. «No me ha dado tiempo ni a pensarlo, ha sido extraño», confiesa.

Confinada en su domicilio de Navatejera desde el pasado mes de marzo, la ‘Guerrera’ ya tiene planes de futuro y aunque le debe mucho al balonmano no se ve, de momento, como entrenadora. «Soy preparadora física en una academia de oposiciones de Gijón y además estoy estudiando oposiciones así que de momento no pienso en otra cosa».

Son muchos los buenos recuerdos que se han ido acumulando en su memoria deportiva en todos estos casi 20 años, pero uno de los mejores fue el ascenso con el Cleba. «Fue brutal», señala. «También guardo con mucho cariño el haber jugado con la selección española siendo convocada cuando jugaba en el Cleba». Y «otro gran momento fue levantar la Copa de la Reina con el Gijón».

Mención aparte merece el capítulo del balonmano playa, que «desearía haber conocido mucho antes» porque la ha cautivado desde el primer minuto. De hecho es la única disciplina que podría devolverla a la actividad profesional. «No descarto el próximo verano volver a disputar torneos, este, con el coronavirus lo veo complicado».

Un balonmano sobre la arena que a pesar de lo que muchos puedan pensar «ya ha sobrepasado al voley playa en cuanto a interés. Más pronto que tarde acabará siendo un deporte olímpico e incluso ya en París 2024 se prevé que sea de exhibición», remarca la extremo leonesa.

Gijón ha supuesto el punto final a su carrera, pero es la capital leonesa y su inseparable Cleba donde se empapó a fondo del balonmano. «Es una ciudad que vive este deporte de verdad, en Asturias también, pero quizá falta que lo vendan un poco mejor».

El deporte femenino se abre hueco entre los medios de comunicación cada vez con más fuerza, pero falta mucho por recorrer. Para Raquel el patrocinio de Iberdrola al balonmano «ha hecho que el interés suba mucho» como también «las retransmisiones en televisión, porque antes no había ese apoyo». Ahora, prosigue, «se avecina una crisis económica justo cuando el balonmano femenino se estaba afianzando, va a ser difícil pero no imposible seguir creciendo», finaliza la ya exjugadora profesional.