«Hay que sumar kilómetros para que salgan las cuentas»

Villamartín de Don Sancho, Valdavida, Calaveras, Villaselán, son algunas de las localidades que a diario y durante días alternos reciben la visita del comerciante conocido como ‘tendero’, a la puerta de los domicilios de unos vecinos cada vez mas reducido, y cargado de años.

Cubren rutas alternativas dentro de una serie de localidades a las que ahora, en estos tiempos de pandemia, ofrecen un servicio más necesario que nunca.

Fruteros, pescaderos, carniceros, congelados o butano son algunos de los que a diario recorren el mundo rural. Tenderos que luchan por mantener la economía, unos negocios que cada día resulta mas difícil el mantener activos, y eso que cuentan con una clientela fiel que les reciben con los brazos abiertos. «Nuestros clientes saben que los productos resultan algo más caros que en la plaza habitual, pero aún así, dan las gracias por poder contar con la fidelidad diaria y horaria sin necesidad detener que desplazarse», comenta uno de los vendedores.

La principal amenaza de estos negocios es la despoblación. «La media es de unos tres clientes por población por lo que hay que recorrer muchos kilómetros para que salgan las cuentas, hoy he salido desde Guardo y llevo unas cuantas paradas ya», explica un comerciante que sí que afirma que hay épocas, como el verano, en las que la población de los pueblos se llega a multiplicar por cinco.

En cuanto los usuarios del servicio, la satisfacción es máxima, ya que les traen los alimentos a la puerta de su casa, evitando tener que desplazarse a otras localidades, lo que evita el riesgo de propagar el virus. Además sirven productos de todo tipo, frescos, de primera necesidad y droguería. «Tenemos de todo, médicos mediante cita previa, y cuantas necesidades se presenten», comenta Henar Albalá desde Villamartín de Don Sancho.

También se despachan productos frescos como pescado. ACACIO

El camión de ultramarinos y frutas comienza el recorrido a diario desde la localidad de Matanza de los Oteros. «Hoy hasta el momento son varias las paradas que vengo realizando dentro del recorrido semanal que tenemos establecido, traemos un poco de todo, y recogemos encargos para entregar en nuestro próxima visita, por lo que los clientes se muestran agradecidos, a la vez que comprenden lo difícil que se pone el convivir en los pequeños núcleos de población», explica el tendero.

También es día de butano, cuyo camión recorre los pueblos cada quince días. El repartidor, al igual que el resto, ve como los pueblos atraviesan una época de abandono y falta de vecinos. «Llegado el mal tiempo buena parte de estos abandonan la localidad para estar junto a los hijos, unos, y otros en las capitales, mientras que nosotros continuamos con el servicio domiciliario, explica el butanero.