Tarde en las aulas
El Gobierno aplicó con retraso las medidas de distanciamiento social y de cierre de colegios
El Gobierno ha afrontado la crisis del coronavirus con un plan de pandemias que fue redactado en 2005, cuando José Luis Rodríguez Zapatero apenas había cumplido un año en la Moncloa y Elena Salgado era ministra de Sanidad. Con alguna actualización en los años posteriores, el Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante una Pandemia de Gripe 2005 ha seguido siendo la hoja de ruta para la crisis sanitaria de la Covid-19 en España.
El plan, elaborado por representantes del ministerio siguiendo las recomendaciones de la OMS y de la Unión Europea por el virus de la gripe aviar H5N1, también debía servir de base para las comunidades autónomas.
Pese a datar de hace 15 años, varios expertos coinciden en que este documento resultaba suficiente para atender la emergencia sanitaria de la Covid-19 si se hubiera cumplido a rajatabla y si la sanidad pública hubiera contado con medios suficientes y no hubiera sufrido los grandes recortes que llegaron tras la crisis económica de 2008. Pero no ha ocurrido ninguna de las dos cosas.
Quince años sin plan
De acuerdo al plan, el Gobierno podía haber decretado el aislamiento de los casos, la cuarentena de sus contactos, medidas de distanciamiento social y medidas de protección personal desde el periodo de alerta pandémica, esto es, en la fase 4. Aunque está sujeto a interpretaciones, esa fase 4 podía haberse decretado, en el caso de una gran previsión, tras conocer los casos de La Gomera o Baleares (principios o mediados de febrero), pero casi sin ninguna duda, en las últimas semanas de ese mes, cuando las noticias que llegaban de China y sobre todo, de Italia, eran muy preocupantes y los sanitarios comenzaron a recibir protocolos de actuación. Entre medias, se celebraron las manifestacion del 8 de marzo, el congreso de Vistalegre de Vox o infinidad de encuentros deportivos.
El texto asegura que los protocolos de distanciamiento social «pueden disminuir la transmisión sustancialmente, especialmente si se aplican de forma temprana, y que la combinación de estas medidas potenciará la eficacia de las mismas». Pero los colegios, cuyo cierre se consideraba para una fase más temprana, permanecieron abiertos hasta la segunda semana de marzo, igual que iglesias, cines o grandes almacenes, lugares también citados en el documento, que aboga por «adelantar los periodos vacacionales», el teletrabajo o las videoconferencias. El Ejecutivo no decretó el confinamiento hasta el 14 de marzo, cuando declaró el estado de alarma y con dos semanas como mínimo de retraso respecto a lo previsto en el plan de pandemias. «Lo que nos ha pasado ha sido lo del cuento de Pedro y el lobo, que esta vez, la pandemia iba en serio», explica Joan Ramon Villalbí, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas),.