Diario de León

Los dramas internacionales

«Para comprar llevo una carretilla como desde la Tropi hasta La Virgen»

El leonés Ángel Pablo Rodríguez está atrapado en Bolivia y no podrá regresar hasta julio

León

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Tendría que haber regresado el 23 de marzo desde Bolivia, pero ya no le dio tiempo. Las fronteras se cerraron antes. Y ahora, no tiene claro que pueda estar en España antes del 4 de julio. «Eso como mínimo». Ya son varios los chascos que se ha llevado un leonés, residente en Menorca y con familia en Sudamérica, que se encuentra atrapado desde el inicio de la pandemia, con un billete de regreso a casa inservible, decenas de excusas y la certeza de que si no se soluciona pronto su problema, tendrá dificultades muy importantes para hacer frente a todas sus obligaciones.

«Nosotros venimos todos los años de vacaciones para visitar a los hijos de mi mujer». Lo cuenta desde Bolivia Ángel Pablo Rodríguez, muy conocido en el ambiente de la hostelería de León y en el mundillo del fútbol y de la Cultural Leonesa. «Estuvimos quince días en León y nos vinimos para acá el 20 de febrero. Ya nos impresionó que en el primer viaje, casi todos los pasajeros del avión llevaban mascarillas», relata.

El 8 de marzo tenía que desplazarse por carretera desde Salor du Juni hasta Sucre, pero a medio viaje sufrió un percance. Desde ese día se encuentra en Santa Cruz de la Sierrra: «Habíamos parado en Potosí y bajamos luego a Sucre».

Situación delicada

«Ir al centro de la ciudad es un peligro por la delincuencia, no puedes sacar dinero cada día»

Al día siguiente las cosas comenzaron a torcerse: «Me llama un amigo de León y me dice que salga inmediatamente del país, que en España las cosas se están poniendo muy mal y hay que volver cuanto antes. Fui a Air Europa para volver a Madrid y me dijeron que no hiciera caso, que eran rumores, que las fronteras no se iban a cerrar. Volví a los dos días y me reconocieron que era verdad».

La historia se fue complicando: «Pedí cambiar mi billete de fecha y me dijeron que en ese momento no era posible, que volviera a la siguiente semana el 12 de marzo. El miércoles siguiente había mucha tensión».

La primera solución que le ofrecieron, la descartó. Afortunadamente. Le proponían volar a Sao Paulo por su cuenta, asumiendo el coste y la organización y luego volar a Madrid. «Algunos aceptaron y se quedaron atrapados. Perdieron el dinero del vuelo a Sao Paulo, que pagaron por su cuenta y ahora están retenidos allí, como nosotros aquí».

Habló con su agencia de viajes en Menorca «y me dijeron que esperara. El Consulado de España en Bolivia nos dice que acudamos al servicio de emergencias sólo si estamos en peligro de muerte, si no que no llamemos». Bolivia, «más que en estado de alarma se encuentra en estado de sitio en realidad, no puedes estar en la calle. Estoy en las afueras de la ciudad, y para ir a comprar tengo que llevar una carretilla como si fuera desde La Tropicana a La Virgen del Camino. Puedes sacar dinero pero tiene que ser sólo los días pares o impares, dependiendo del número del pasaporte».

El peligro de la delincuencia

Ir al centro de la ciudad es un peligro por la delincuencia. «Y la única respuesta es la de los policías bolivianos que me he encontrado es que me recomiendan ver las noticias para estar al tanto. Una funcionaria me dijo que bastante tenía para ella, que se había quedado sin vacaciones», explica desesperanzado. «Lo vamos sobrellevando».

Hace diez días se organizó un vuelo de repatriación. «Sale en dos horas», explica con envidia. «Mi hija estuvo con dengue y no me han llamado para preguntarme. No es cierto que estén en contacto con todo el mundo. Te mandan un mensaje telemático. No sabemos los protocolos y nadie nos dice nada. Es horrorosa la sensación de desamparo».

El 2 de julio tiene vuelo de vuelta «si se levanta el estado de alarma. Te obligan a tener Internet y hay gente que no tiene casa. Pero estamos pendientes de cuándo abren fronteras en España. Nos piden 400 dólares y hacer el test de Covid que son 180 más para poder salir». Hay veces que la tarjeta no sirve para todo lo demás...

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