Abrir las trapas
La hostelería leonesa resucita a la baja tras 71 días de puertas cerradas
El sector calcula que algo más del 30% de los locales volvieron a abrir. Las terrazas que lo hicieron funcionaron bien durante todo el día
Bares abiertos y terrazas con gente tomándose una caña. Esta añorada imagen que había desaparecido de la fisonomía urbana de León des del pasado 15 de marzo cuando comenzó el confinamiento volvió a recuperarse ayer aunque lo cierto es que con bastante timidez. El sector se asemejó a un deportistas que calienta músculos y hace estiramientos preparándose para la carrera que vendrá después.
En el primer día de entrada en vigor de la fase 1, la Asociación Leonesa de Hostelería calcula que algo más del 30% de los establecimientos fueron los que se decidieron a subir la trapa después de 71 con ella bajada. Si en León capital hay unas 1.200 licencias de bares y restaurantes, significa que no llegaron a 400 los que volvieron a abrir sus puertas.
«Todos esperábamos que hubiera más actividad, desde luego hay gente en las terrazas pero tampoco se ven aglomeraciones y en unas cuantas hay mesas libres. Hay gente pero no hay ninguna avalancha, como algunos temían», comentó el presidente de la Asociación, Martín Méndez. La plaza del Grano, Don Gutierre o la plaza San Martín presentaban un aspecto de hostelería a medio gas que habían vaticinado los profesionales del sector.
El hecho de que en esta fase sólo puedan funcionar las terrazas y al 50% de su capacidad, explica porqué muchos han preferido esperar a la fase 2 cuando ya se pueda rentabilizar también el interior de los establecimientos.
Vender confianza
«El hostelero ha hecho números y para la mayoría, con opción de unas pocas mesas de terraza, no compensa abrir así», recalcó Méndez. «Además, el hostelero es cauto y muchos han decidido esperar ver quién abre y como se abre. Y muchos también están esperando a que se pueda abrir dentro del local sacar gente del Erte. Muchos bares que no tienen terraza o no las pueden ampliar esperarán a la fase 2».
Al hilo de este argumento hay que tener en cuenta el gran caballo de batalla del sector desde el principio: la necesidad de regular los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (Ertes) de una manera más flexible. En virtud del último Acuerdo Social si una empresa saca a trabajadores de un Erte pasa de un Erte total a uno parcial y aunque recibe bonificaciones por quienes vuelven al tajo debe hacer frente al 40% de las cuotas de la Seguridad Social de los que siguen en un expediente de regulación temporal de empleo. «Por eso la hotelería y hostelería grande y mediana no va a abrir. En esta fase 1 veremos abiertos bares y hoteles de pequeño tamaño, con pocos empleados, gestionados por autónomos o bien que tengan una gran terraza que les pueda compensar», comentó en este sentido el presidente del Círculo Empresarial de León (CEL) y presidente de Hosteleón, Julio César Álvarez.
El impacto psicológico que ha dejado el coronavirus es otro aspecto a tener en cuenta. «Sigue habiendo temor al contagio y eso tardará en quitarse», conceden.
En espacios abiertos, mejor
Lo cierto es que ayer la gran mayoría de los bares y restaurantes abiertos estaban ubicados en plazas o en grandes espacios abiertos. Es el caso de El Nido y El Pajarín de los pocos locales abiertos en la plaza Torres de Omaña. Guardando la distancia que marcan los protocolos, su propietario, David Llamas, reconocía que habían funcionado muy bien durante toda la jornada. «Esperamos todos que la gente se vaya quitando poco a poco el miedo y volvamos a recuperar la normalidad», deseó.
En la plaza de la catedral, el exjugador del Ademar, Héctor Castresana, que ahora regenta el bar El Reloj , reconocía también a mediodía de ayer que desde que puso en servicio las doce mesas de su establecimiento la ocupación fue constante. Un trasiego contante de gente con ganas de sentarse en una terraza al amparo de una caña, un café o un vermú y disfrutar de ver la vida pasar, otro de los placeres que nos ha quitado la pandemia y que ayer muchos recuperaron tras dos meses y medio de abstinencia obligada.
En el bar Malas Calles , en la plaza del parque de El Cid, Rafael San Juan, tampoco paraba de etnrar salir con la bandeja llena de consumiciones. «Se ha notado bastante movimiento durante toda la mañana». Allí compartía el abundante espacio exterior con La Nueva Ruta Jacobea , el otro bar de la zona que se decidió a subir la trapa.
Y todos haciendo hincapié en las medidas de seguridad. Vigilando que las mesas guardasen la distancia de dos metros exigida en el protocolo e higienizando cada mesa y cada silla siempre que los clientes se levantaban para irse. Por supuesto ni rastro de servilleteros y a la vista botes de hidrogel en los locales. «Ahora especialmente hay que apelar a la responsabilidad tanto de los hosteleros como de los clientes por el bien de la salud general porque un repunte no nos interesa a nadie».
Policía Local, metro en mano
Donde ayer se notaba más ajetreo con la instalación de terrazas era en la plaza del Ayuntamiento viejo. Ajetreo y mucha confusión también a la hora de definir el espacio urbano de más que ahora pueden coger las terrazas de esa zona. Allí, una patrulla de la Policía Local intentaba, metro en mano, dejar las cosas claras y evitar excesos en superficie ocupada marcando el suelo con cinta amarilla.
—«¡Qué hay que seguir las instrucciones!», recalcaba un agente en la plaza.
—«¿Y donde están?, le replicaban.
—«En la página web del Ayuntamiento, busque del nuevo decreto sobre veladores», zanjaba.
Estampas de un día donde los leoneses volvieron a disfrutar de sus terrazas, añoradas durante un largo paréntesis de casi tres meses. Y además el buen tiempo contribuyó al reencuentro.