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UNA CRISIS SANITARIA, PERO TAMBIÉN SOCIAL Y ECONÓMICA EN TODO EL MUNDO

Economato de Cáritas en Tetuán, Madrid. RAFAEL CAÑAS

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León

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El 2019 fue un año de protestas y de hartazgo en todo el mundo. Miles de ciudadanos se levantaron contra la falta de oportunidades, el autoritarismo, el machismo o la corrupción a lo largo y ancho del globo, desde Hong Kong hasta Chile, pasando por el Líbano, Irak, Francia o Argelia.

La pandemia dejó en suspenso las manifestaciones, aunque la mayoría de los expertos consultados por Efe coinciden en que la crisis sanitaria, más que solucionar los problemas, los ha acrecentado.

En lo últimos días, de hecho, los enfrentamientos han vuelto Hong Kong, donde el domingo cerca de 200 personas fueron detenidas en una marcha contra la controvertida ley de seguridad nacional que el Gobierno de Pekín planea aplicar en la antigua colonia británica y que restringirá algunas libertades

«China aspira a apagar el fuego, pero esta medida podría reavivarlo. Las primeras reacciones abundan en salir de nuevo a las calles masivamente, circunstancia que rebrotaría la tesitura de una represión a gran escala, hasta ahora, por fortuna, evitada», afirma Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política de China.

El ambiente también se está caldeando en Chile y la semana pasada se registraron protestas vecinales en algunos de los barrios más pobres del extrarradio de Santiago, donde los vecinos han salido a la calle reclamando ayudas estatales bajo la premisa «No es la cuarentena, es el hambre».

«Esta crisis sanitaria va a evidenciar muchas de las cosas por las que se ha peleado estos meses, sobre todo lo relacionado con el acceso desigual a la sanidad», asegura Sofía Donoso, investigadora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social chileno.

En Chile, un país considerado un modelo de desarrollo y paz social, la última protesta masiva dejó episodios de guerrilla urbana, una treintena de muertos y miles de heridos.

La imágenes de cientos de jóvenes chilenos con ojos ensangrentados dieron la vuelta al mundo y convirtieron a los heridos oculares en una suerte de mártires entre los manifestantes.

Marta Valdés es portavoz de la Coordinadora de Familiares de Víctimas de Trauma Ocular y madre de un joven que perdió el ojo izquierdo. Opina que la pandemia ha mostrado que la desigualdad de Chile es aún mayor de la que se creía: «es el pueblo el que está mayoritariamente infectado y confinado, mientras los barrios ricos no cumplen cuarentena».

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