Marlaska se sacude la responsabilidad del cese y pone el foco sobre los subalternos
El ministro acusa a la oposición de indagar para perturbar esa carrera profesional y «yo no estoy por la labor»
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha vuelto a dejar claro que no piensa dimitir por haber cesado al coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos y ha asegurado que no quiso detallar los motivos de la destitución por respeto a la carrera profesional de este mando.
Marlaska ha tenido ayer que someterse de nuevo en el Pleno del Congreso a las preguntas de los partidos de la oposición PP, Vox y Ciudadanos, cuyos diputados le han pedido una vez más la dimisión, le han acusado de mentir y le han echado en cara que haya cometido una ilegalidad aun siendo juez de carrera.
El titular de Interior ha precisado que fue el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, quien cesó al coronel a propuesta de la directora de la Guardia Civil, María Gámez, por pérdida de confianza y por la reestructuración que se lleva a cabo en el cuerpo. Y ha indicado: «En un primer momento dije que las causas eran la remodelación y también de pérdida de confianza, pero no quise decir más porque tengo respeto a la carrera profesional de Pérez de los Cobos. Ustedes están indagando para perturbar esa carrera profesional y yo no estoy por la labor».
La primera en preguntarle ha sido la diputada del PP Ana Belén Vázquez, a quien le he parecido «increíble» ver aún a Marlaska en el hemiciclo «perdiendo su dignidad» al haber «fulminado» al coronel por, según ella, no haberse sometido y no haber entregado el informe de la Guardia Civil sobre el 8M que investiga una jueza de Madrid.
Tras resaltar que al ministro «le falta de humildad y le sobre soberbia», la diputada ha insistido en que Marlaska ha perdido legitimidad y es un «ministro acabado» al que han pedido su cese la Guardia Civil, los jueces y los fiscales.
Promesa DE MINISTRO
«Prometo decir la verdad y toda la verdad», ha comenzado así Marlaska su respuesta antes de reiterar que ni él ni nadie de su departamento pidió a De los Cobos el informo ni saber su contenido. Lo que sí hizo Gámez es preguntar por la filtración en un medio de comunicación de ese informe y por lo que había ocurrido, ya que también se había «omitido a la cadena de mando».
Ha arremetido contra el PP para decirle que a este partido no le importaba la filtración ni que Interior preguntara por ello, cuando además las filtraciones son un delito y menoscaban el derecho de defensa, toda vez que las partes no contaban con él. «No vamos a permitir que las investigaciones y el trabajo denodado de la Guardia Civil sea objeto de filtraciones» y «eso es proteger y garantizar la neutralidad, la profesionalidad y la independencia, a diferencia de lo que haría su gobierno», le ha espetado a la diputada popular.
Después le ha tocado el turno al diputado de Vox Ignacio Gil Lázaro, quien ha tachado de «tramposa e inmoral» la conducta del ministro. «Ya no queda nada de aquel magistrado que fue, que luchaba contra ETA. Ahora es un puro aprendiz de esbirro de un gobierno que pacta con ETA», le ha dicho. «Váyase y deje la puerta abierta porque pronto le seguirán los señores Iglesias y Sánchez», ha concluido el diputado de Vox.
Marlsaka ha vuelto a defender el cese dentro de su competencia para elegir los cargos de libre designación.
Se ha preguntado también si fue legal que Zoido, en pleno verano, dictara una orden para «quitar» a los DAO». Mientras el PP echa a mandos «por la puerta y no les dice ni adiós», el actual gobierno les dice por qué ha perdido la confianza y «nunca denostamos sus trayectorias».
Edmundo Bal, de Ciudadanos, ha sido el autor de la tercera pregunta y ha calificado al ministro de «déspota» y de «mentiroso», a la vez que le ha pedido la dimisión.
«No voy a dimitir porque, como he dicho y repetiré, no he cometido ninguna ilegalidad, ni yo ni mi equipo. No he cesado al coronel, sino el secretario de Estado a propuesta de la directora de la Guardia Civil», ha explicado.
Marlaska ha desvelado que en su carta de renuncia, el que fuera director adjunto operativo del cuerpo, Laurentino Ceña, que pidió la destitución tras el cese del coronel, «hablaba de (una decisión) legal, pero injusta», a la vez que «reconocía» que la remodelación de los equipos estaba prevista.