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ERC liga su apoyo a Sánchez a la pervivencia de la mesa de diálogo

El ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska ayer, en el Congreso de los Diputados. KIKO HUESCA

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León

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Esquerra Republicana regresó ayer a la mayoría que permitió la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Después de votar dos veces consecutivas en contra, los republicanos se abstuvieron en la votación de la última prórroga del estado de alarma. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, en un tono más moderado que en los debates anteriores, dividió su discurso en dos partes. El primero iba dirigido al Gobierno central y el segundo, en clave catalana.

El dirigente independentista lanzó dos avisos al presidente del Gobierno. ERC, dijo, no es socio del Ejecutivo, sino que es «socio del diálogo, la política y la gente».

Es decir, Esquerra está dispuesto a seguir pactando con el Gobierno políticas sociales y se mantendrá como aliado del Ejecutivo siempre y cuando siga viva la mesa de diálogo sobre Cataluña puesta en marcha al inicio de la legislatura. En este punto, los republicanos han sido claros desde el primer día: sin mesa no hay legislatura, dijo días atrás Oriol Junqueras. Rufián lo expresó ayer con otras palabras: de la «pervivencia» de la mesa depende que ERC se convierta en «actor imprescindible en la gobernabilidad». Los Presupuestos generales, en el horizonte.

El segundo aviso de Rufián a Sánchez tuvo que ver con sus flirteos con Ciudadanos. Los republicanos rechazan la geometría variable que está practicando el presidente del Gobierno. «Todo no puede ser», advirtió el secesionista. O ERC o Ciudadanos. «Dime con quién pactas y te diré qué pactas», recordó.

En clave catalana, Rufián fue mucho más beligerante, en las formas y en el fondo y se explayó contra JxCat. El portavoz republicano aprovechó para reivindicar a ERC como fuerza de referencia de Cataluña en el Congreso y avisó a sus socios de que no está dispuesto a permitir injerencias en sus decisiones.

«Esquerra no es la criada de nadie», advirtió a Puigdemont y Torra, que tratan de condicionar cómo tienen que votar todos los independentistas en Madrid. Rufián sacó pecho de la capacidad negociadora de su partido, en contra de quienes le acusan, desde JxCat, que está apoyando al Gobierno a cambio de nada y que está reeditando un nuevo pacto del Majestic, como el que suscribió CiU con el PP.

El diputado independentista puso la mesa sobre Cataluña, que Sánchez confía en que se reúna de nuevo en julio, como la prueba de que la apuesta de los republicanos por la estabilidad en Madrid da frutos. «ERC ganó las elecciones generales por dos veces. Somos el principal grupo catalán en la Cámara y vamos a utilizar nuestros 13 diputados le pese a quien le pese», advirtió Rufián, frente a las críticas de Carles Puigdemont y Quim Torra que abogan por el bloqueo en Madrid. «Por ERC decide ERC», avisó. Y Esquerra trabaja sobre hechos, no sobre «magia», remató, en referencia al independentismo «mágico» que según él practica JxCat. La portavoz postconvergente, Laura Borràs, le afeó su discurso «ofensivo e innecesario». ERC y JxCat escenificaron algo más que una discrepancia parlamentaria. La ruptura entre los dos socios es un hecho y solo falta que Quim Torra convoque elecciones, aunque este miércoles dijo que no lo hará hasta que la salida de la crisis esté encarrilada. Los republicanos se abstuvieron, mientras que los postconvergentes votaron en contra.

«Hay cosas que nos molestan como el discurso innecesario, ofensivo y que sólo mira al pasado de Rufián. Miremos al futuro y dejemos de atacarnos a nosotros mismos», afirmó Borràs.