Torra y Ciudadanos torpedean los planes de ERC para alcanzar el poder este año
El enroque del president y el pacto del Gobierno con el partido naranja alteran la estrategia de los republicanos
Tras el fracaso de octubre de 2017, ERC cambió el guión y apostó de forma estratégica por tender puentes con el Gobierno, por aparcar la vía unilateral y, aupados por las encuestas se lanzaron a por la presidencia de la Generalitat. La tenía en su mano -así al menos lo aseguraban los sondeos- hasta que llegó la pandemia, que ha alterado el terreno de juego político y ha movido algunas piezas, truncando los planes de los republicanos.
Quim Torra tenía intención de convocar elecciones antes del estallido de la crisis sanitaria, pero ahora ha decidido encastillarse en el Palau de la Generalitat. Y a todo el que le insinúa la posibilidad del adelanto electoral, le contesta que ahora es irresponsable pensar en elecciones y que lo que toca es dedicar las 24 horas del día al coronavirus.
El Supremo comunicó el jueves pasado que el 17 de septiembre podría fijar la vista para resolver el recurso del presidente catalán contra su condena por desobediencia dictada por el TSJC. La legislatura catalana ha entrado en la prórroga. Si habrá gol de oro o penaltis solo lo sabe en este momento el jefe del Ejecutivo catalán, que es quien tiene la capacidad de convocar elecciones.
Después de conocerse los planes del Supremo Torra no dijo nada. Este sábado, tampoco. Los republicanos llevan meses pidiendo elecciones y reclamando a JxCat sentarse a pactar un calendario electoral para evitar lo que se barrunta tras el anuncio del Supremo.
Elecciones
El president podría convocar elecciones, si así lo decide, después de la vista en el Alto Tribunal o inmediatamente después de conocer la sentencia, en el intervalo de tiempo que hay entre que se comunica el fallo y la orden de ejecución por parte del TSJC.
Esquerra quería evitar un clima electoral inflamado y de fuerte carga emotiva, pero JxCat no desaprovechará para jugar la baza victimista. Joan Tardà verbalizó días atrás lo que piensa ERC al respecto: Torra solo convocará elecciones cuando considere que ha desgastado lo suficiente a Esquerra. La pandemia ha alterado los planes de ERC en el ámbito catalán y también a nivel nacional. Los republicanos apostaron por la mesa de diálogo con el Gobierno como su principal aval para aparcar la vía unilateral. Desde una posición de más moderación, Esquerra abrió una nueva etapa de relaciones con Madrid, para convertirse en la fuerza de referencia de Cataluña en el Congreso, como paso previo a su conquista de la Generalitat.
Y solo si ERC es imprescindible para la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez puede mantener viva y operativa la mesa de diálogo y que esta dé algunos frutos, su gran apuesta electoral. Pero entre prórroga y prórroga del estado de alarma, al Ejecutivo le ha surgido un socio inesperado, Ciudadanos, que ha dejado a los republicanos sin el cartel de únicos aliados preferentes. Desde JxCat presionan a ERC para que rompa con el Gobierno y reconozca que su apuesta por el diálogo no dará resultados, pues la mesa, según los postconvergentes, está condenada al fracaso.
Cuanto más se acerque el Gobierno a Ciudadanos, más difícil será la posición de los republicanos ante la parroquia independentista. Frente al movimiento de Sánchez, Esquerra tiene dos opciones: o rompe o lo asume. De momento, ha optado por el silencio. El vicepresidente Pere Aragonès, máximo dirigente del partido, encabezó el viernes un acto de la formación y evitó toda referencia. Se limitó a exigir al Gobierno que pase de las palabras a los hechos en materia de recursos para combatir el coronavirus. Este domingo, en un desayuno informativo con la prensa madrileña, corroborará o no si el silencio significa que el que calla otorga, a pesar de los recelos y la incomodidad que les producen los acercamientos de Cs. Mientras siga vigente el compromiso de reunir la mesa de diálogo en julio, ERC no puede dinamitar los puentes con los socialistas.