Iglesias ve «natural la crítica y el insulto» a los medios informativos
Dice que periodistas y dirigentes políticos están sometidos a la misma exposición pública
Para Pablo Iglesias no hay diferencias entre periodistas y medios de comunicación, y dirigentes políticos. Unos y otros son personajes públicos y, por tanto, están expuestos a la «crítica y el insulto». Así defendió el vicepresidente segundo sus comentarios y exabruptos contra determinados informadores y grupos mediáticos propósito del llamado caso Din.
Lejos de bajar el diapasón, Iglesias lo elevó y puso al mismo nivel de responsabilidad social a los medios privados de comunicación y a los representantes públicos de la vida política. «La crítica al poder mediático es tan legítima como la crítica al poder político», afirmó. Y no sólo se quedó en el capítulo de la critica, también consideró legítimo «el insulto en las redes sociales» a los periodistas y empresas informativas, al igual que los que sufren las fuerzas políticas y sus líderes.
Hay que «naturalizar» esas situaciones porque son «normales» para todos los que tienen «presencia pública», reclamó el vicepresidente segundo acompañado de las caras de circunstancias de la ministra portavoz del Gobierno y los titulares de las carteras de Justicia y Transportes, con los que ayer compartió la conferencia de prensa posterior a la reunión semanal de los miembros del Ejecutivo.
De nada le sirvió el consejo de Pedro Sánchez, que la víspera le había recomendado callar ante las críticas de los medios de comunicación. Iglesias se creció y redobló las andanadas contra los informadores que no asumen como «hechos contrastados que no asumen discusión» que hubo una operación de «las cloacas del Estado», amparada por determinados medios de comunicación, para impedir que Unidas Podemos entrara en un Gobierno de coalición con el PSOE. Una campaña, prosiguió, que no prosperó pero que ahora persigue forzar su salida del mismo.
Parte de esa operación, según Iglesias, es el caso Dina. El robo de un teléfono a una exasesora suya en el Parlamento Europeo, Dina Bousselham, y cuyo contenido apareció en un ordenador del excomisario José Villarejo. Este asunto se desgajó de la causa contra el mando policial, y el juez Manuel García Castellón retiró a Iglesias la condición de perjudicado porque apreció indicios de que había manipulado la tarjeta del teléfono después de que esta llegara a sus manos.
El vicepresidente segundo consideró que todos estos avatares forman parte de una conspiración contra Unidas Podemos para liquidar el Gobierno de coalición. Pero también reclamó que no se magnifique el enfrentamiento que mantiene contra los que considera cómplices dentro de los medios de comunicación de esta operación. «Es normal -afirmó- que en una sociedad democrática se produzcan críticas y que todos los que tenemos una presencia pública o una relevancia a la hora de participar en los debates, y ahí entran los profesionales de los medios de comunicación, pues creo que la crítica es una cosa normal».
La ‘guerra’ abierta entre Iglesias y determinados periodistas y sus empresas generan malestar en el Consejo de Ministros, pero ante la negativa del presidente del Gobierno a tomar cartas en el asunto, no hay reconvenciones públicas al vicepresidente segundo. La ministra portavoz, sentada ayer al lado de Pablo Iglesias, prefirió resaltar el papel «imprescindible» de los medios de comunicación como «vertebradores de la democracia». María Jesús Montero alabó el papel que desempeñan porque «sin ellos sería imposible que hubiera capacidad para poder tener criterio libre por parte de los ciudadanos». Sin corregir a su colega en el Ejecutivo, la portavoz apuntó que «está fuera de toda duda» que el Gobierno «respeta» a los medios informativos y sus trabajadores.
El PP redobló este martes la presión contra Pablo Iglesias y el propio jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, por los últimos ataques dirigidos contra la prensa del líder de Unidas Podemos. El portavoz del Grupo Popular en el Senado, Javier Maroto, acusó al vicepresidente segundo de realizar el «mayor ataque» a los medios de comunicación y periodistas en democracia y denunció a Sánchez por convertirse en su «cómplice» al guardar silencio.