En la memoria | Luis García Zurdo
Emotivo recuerdo al gran maestro y al ser humano
La última vidriera diseñada por Luis García Zurdo para los premiados de este año se imponía firme sobre su pedestal mientras se proyectaba un vídeo conmemorativo del artista recientemente desaparecido.
Luis García Zurdo era un gran maestro —aunque él odiaba que se lo llamaran— y un mejor ser humano. Hombre generoso y afable, solía saldar con una sonrisa los reveses personales y profesionales.
Era didáctico, pero no demoledor. Pensaba que el éxito era alcanzar la serenidad.
Le dolía que la piqueta acabara con edificios singulares para construir un León anodino. Sin él, la Catedral de León no hubiera iniciado la colosal empresa de restaurar las vidrieras, en una época en la que él era el guardián de un oficio aprendido de los mejores expertos alemanes. No distinguía la línea divisoria entre la pintura y la vidriera
Aceptaba premios y honores, aunque solía considerarlos una pérdida de tiempo. Anoche, en la entrega del premio Diario de León, no se perdió ni un ápice de tiempo para recordar la figura de Luis García Zurdo, una gran pérdida para el arte leonés.