Una nueva carta de cuatro folios
Pedro Sánchez no quiere que el incendio de la colaboración con Bildu se propague entre los militantes socialistas y les ha enviado una carta de cuatro folios para explicar el por qué se de ese acercamiento. El secretario general del PSOE nunca habla de acuerdo y tampoco cita a Bildu por su nombre, un recurso que empleaba Mariano Rajoy con los asuntos embarazosos, y que él tanto criticaba.
El líder socialista rehusó el martes en el Senado y el miércoles en el Congreso responder a las demandas del PP sobre su acercamiento a la izquierda abertzale. Un silencio calculado para, según reseña en su carta, no dar pábulo a «polémicas artificiales y noticias inventadas» por la oposición para distraer la atención de los Presupuestos.
Esa es, a juicio de Sánchez, la pretensión de Pablo Casado al cargar las tintas sobre ETA, el pasado y el presente de la izquierda abertzale, y los atentados sin resolver. En la carta acusa al PP de pretender fijar la atención en «asuntos del pasado, como la lucha antiterrorista, que nada tienen que ver con los Presupuestos, ni figuran por fortuna desde hace años entre los problemas de España». Reconoce, no obstante, que esa estrategia ha tenido éxito.
«Habrás comprobado —comenta a sus compañeros de partido— al conversar con vecinos, compañeros y amigos que todos estos avances sociales que comportan los nuevos Presupuestos ocupan poco espacio en el debate público», y que, en cambio, el debate está casi monopolizado por las referencias a Bildu, ETA y el terrorismo.
El líder socialista reclama a los suyos que reviertan esa dialéctica y expliquen «en todas partes que eso no sucede por casualidad», que es parte de una estrategia del «populismo reaccionario» que acaba de sufrir «una estrepitosa derrota en Estados Unidos». Primero, enumera, se generan «acusaciones falsas y llamativas», después, se promueve «el odio y la polarización», y, por último, «se niega legitimidad a los resultados electorales» para no asumir la derrota.
Pregunta sin respuesta
Pero además del fervorín, Sánchez es consciente de que no podía hurtar a los militantes una explicación sobre esas nuevas amistades, máxime cuando el discurso de algunos barones territoriales y dirigentes históricos es muy crítico con ese movimiento. El líder del PSOE defiende ese respaldo por razones aritméticas, sin las connotaciones políticas que se malicia la oposición y que Unidas Podemos no esconde que existen. Pablo Iglesias ha señalado que con ese paso Bildu asumía un papel en «la dirección de Estado».
El Gobierno, escribe Sánchez, tiene el sustento parlamentario de la alianza de PSOE y Unidas Podemos, que suma 155 escaños, pero necesita «extenderse cuanto sea posible», y en esa tarea «no excluye a nadie porque todos los apoyos son precisos» para sacar adelante unos Presupuestos que incluyen «la mayor movilización en inversión pública de nuestra historia».
Sánchez no responde, sin embargo, a una de las preguntas más recurrentes en su partido: «Qué falta hacían los cinco diputados de Bildu cuando la mayoría no estaba en peligro». Contar con ese apoyo «envenenado», en cambio, solo da «carnaza» a la oposición y desestabiliza al PSOE, argumentan en la corriente crítica. El líder socialista no se adentra en ese terreno en la carta a la militancia y se limita a decir que «todos los apoyos son precisos en un momento en que debemos unirnos para proteger vidas y empleos y para recuperar nuestra economía». | RAMÓN GORRIAGÁN