La Fiscalía se opone a los indultos del procés y los vincula a pactos políticos del Gobierno
Defiende que los condenados no han mostrado arrepentimiento y atentaron contra el núcleo esencial del Estado
La Fiscalía cree que los condenados por el proceso soberanista catalán deben cumplir las penas sin «atajos» y por eso se ha opuesto de manera tajante a la concesión de los indultos, una medida que, subraya, no puede operar «como moneda política de cambio» para la «obtención de apoyos parlamentarios».
Los cuatro fiscales que acusaron en el juicio del «procés», Javier Zaragoza, Jaime Moreno, Consuelo Madrigal y Fidel Cadena, han remitido al Tribunal Supremo doce informes —uno por cada condenado— «totalmente» desfavorables al indulto, ni total ni parcial.
En ellos argumentan que los condenados no han mostrado arrepentimiento y subrayan la «enorme gravedad de los hechos», castigados con penas muy elevadas en el caso de los nueve condenados a prisión que, además, no han cumplido ni la mitad de la condena.
El indulto, advierten los fiscales, no es «una medida prevista para satisfacer intereses políticos coyunturales, y que de manera arbitraria pueda concederse con carácter general ante la mera discrepancia con el tenor de la sentencia o la pura conveniencia de una situación política global».
Ataque deliberado
Entienden que el espíritu de la Constitución excluye de la concesión del indulto a los miembros de un gobierno que acometieron «un deliberado y planificado ataque al núcleo esencial del Estado democrático» tratando de evitar así que esta medida de gracia «pueda operar, lejos de los parámetros de justicia, como moneda política de cambio en el campo de las negociaciones para la obtención de apoyos parlamentarios».
Aceptar la responsabilidad por el delito cometido y el «decidido propósito de no reincidir» son condiciones «mínimamente exigibles» para acceder al indulto, pero «ninguna» de ellas se ha acreditado con los condenados, afirman los fiscales, que no ven razones de «de justicia, equidad o utilidad pública» que justifiquen esta medida.
Es más, en el caso de los condenados a penas de prisión, aprecian «una falta de lealtad democrática sin precedentes», el «rechazo a la legalidad constitucional» y la «reiterada y contumaz deslegitimación de la actuación jurisdiccional, alegando su condición de presos políticos, denunciando que son objeto de persecución por sus ideas políticas y cuestionando la imparcialidad del poder judicial».
Cumplir las penas, sostienen los fiscales, es una «necesidad ineludible» que no puede ni debe «admitir atajos para burlar el pronunciamiento judicial» tanto en lo que respecta a la prisión como a la inhabilitación, que debe cumplirse en su integridad dado que cometieron sus delitos mediante «el abuso de las funciones públicas».
Incluyen en sus escritos un argumento contra los planes del Ejecutivo para modificar en el Código Penal los delitos de sedición y rebelión para adecuarlos a los ordenamientos jurídicos europeos. A su juicio, la legislación de Francia, Italia o Bélgica incluye delitos similares y «es evidente que los hechos por los que han sido condenados son delictivos en todos los estados de la UE».
Opinan, por tanto, que «aunque cierto sector doctrinal aluda a la vetustez del delito de sedición», con «raíces decimonónicas», tampoco ofrecen argumentos concluyentes en los que fundamentar semejante pretensión».