Curas vascos creen «hostil» el acoso del Estado y piden la autodeterminación

La carta de los sacerdotes llegó al Vaticano, a los obispados vascos y a la Conferencia Episcopal -que el viernes se desmarcó de la pastoral de los prelados-. Según publican varios diarios, en la misiva los religiosos aseguran que «la conciencia de pertenecer a un pueblo llamado Euskal Herria se va afirmando, desarrollando y creciendo cada día a pesar de un entorno estatal poderosamente hostil». Incluso acusan al Gobierno de antidemocrático al afirmar que «lo antidemocrático es entorpecer o negar el ejercicio de ese derecho fundamental de autodeterminación» que reivindican para el País Vasco. Además, piden el cese de «todas las violencias» y «el reconocimiento de los derechos individuales y colectivos sin excepción». Aunque, tanto el Obispado de Bilbao como el de Pamplona aseguraron que no tenían «nada que ver» con la misiva, la carta, conocida ayer, ahondó aún más el serio enfado que el pasado viernes expresó el Gobierno con la Iglesia del País Vasco. El jefe de la diplomacia, que este sábado participó en una reunión de parlamentarios populares en Barcelona, lanzó duras críticas contra la carta de los sacerdotes vascos, que considera «inmoral y absolutamente contradictoria» con los valores que defiende la Iglesia católica. Denunció que los religiosos no hayan hecho la más mínima referencia al sufrimiento de las víctimas de ETA en su carta y que, al contrario, se muestren «comprensivos con los verdugos». Al rechazo del Gobierno a la pastoral y a la carta de los sacerdotes se sumaron el PP y el PSOE. El secretario general de los populares, Javier Arenas, preguntó a los obispos vascos, que en su pastoral pedían diálogo, «cómo es posible el diálogo de la pistola con la palabra» y les pidió su apoyo. Subrayó que desde hace más de 20 años algunos cargos públicos están siendo asesinados «por no ser nacionalistas».