OPINIÓN Julia Navarro
Y Aznar se queda solo
Cuando Jordi Sevilla se sube a la tribuna del Congreso es inevitable ver en él al futuro ministro de Economía. Es, además, un buen parlamentario que sabe combinar rigor, dureza y buenas maneras a partes iguales. El debate sobre el «decretazo» ha sido uno de esos en los que sus señorías se han empleado a fondo, en el que han dibujado nítidamente las diferencias que les separan a unos y a otros. Y era importante la intervención de Jordi Sevilla contra el «decretazo», por más que el PP con su mayoría absoluta pueda sacar adelante este decreto y cuantos quiera. Pero, eso sí, cómo no será el «decretazo» que hasta un socio leal del Gobierno, como es CiU, ha optado por la abstención. Por cierto, buena intervención también la de Campuzano, su portavoz, como lo fue también la del portavoz peneuvista. Sí, el PP tiene mayoría absoluta, pero en esta ocasión sus aliados le han dejado solo en el Parlamento, porque nadie quiere ser cómplice de ese ataque tan frontal como inesperado al Estado del bienestar. Jordi Sevilla y Gaspar Llamazares estuvieron sobrados de argumentos en contra del «decretazo», mientras que el ministro Aparicio, un político tranquilo de perfil bajo, con fama de hombre ponderado, asumió protagonizar el papel de malo. Desde luego, a Aparicio no le va el papel por más que intenta hacerlo bien, empleándose a fondo para defender un decreto aprobado sin ton ni son y que de un plumazo deja sin paro a cientos de miles de trabajadores, abarata el empleo y va a condenar a miles de familias a que abandonen el campo para probar suerte en las ciudades. En la tribuna de invitados, Toni Ferrer y Lola Liceras, representantes de UGT y CC. OO., seguían atentos el debate y asentían cuando Carles Campuzano insistía en que una reforma de ese calado había que haberla consensuado, lo mismo que asentían cuando Llamazares calificaba el decreto como «el de la injusticia». Claro que los argumentos desgranados por la oposición no hicieron que a Rodrigo Rato se le moviera un músculo, tranquilo y distraído como parecía estar en su escaño. Verán, el debate dejó claro que el Gobierno mantiene el pulso y que el resto de los partidos no le avalan en el envite. No es que PSOE e IU, los partidos de izquierda, estén en frente del Gobierno Aznar a cuenta del «decretazo», es que los restantes grupos de la Cámara no quieren asumir el resultado de la huelga del 20 de junio. Con el «decretazo» en marcha, el Gobierno derrochando soberbia, imnune a los argumentos de la Cámara y dentro de una semana de huelga general, la suerte está echada.