Diario de León

El auge de la ultraderecha cambió las prioridades de la presidencia española de la Unión Europea

La política de inmigración europea se tratará en el debate de la Nación

José María Aznar proclamó en enero que la lucha contra el terrorismo sería «la prioridad de las prioridades» de la presidencia española de la UE. Un

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Magis Iglesias - MADRID.
León

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El próximo 15 de julio, el presidente del Gobierno llevará al debate sobre el estado de la nación en el Congreso de los Diputados el plan de lucha contra la inmigración ilegal que se apruebe en Sevilla. En la sesión parlamentaria sobre política general, Aznar propondrá la aplicación en España de los principios sobre los que se asiente la política comunitaria en esta materia y presentará las primeras líneas de la reforma de la Ley de Extranjería, que quiere aprobar en el otoño. El Gobierno español contaba con un amplio catálogo de asuntos a plantear durante la presidencia para avanzar en la cooperación internacional contra el terrorismo dentro del ámbito de la Unión Europea. El 11 de septiembre precipitó las cosas y el impulso político de la coalición internacional contra el terror permitió a la presidencia belga -en el segundo semestre del 2001- acelerar las reformas jurídicas, policiales y judiciales que durante tanto tiempo había reclamado España. El ministro del Interior, Mariano Rajoy, reconoció la semana pasada que a la presidencia española sólo le correspondió continuar el impulso aprovechado por los belgas y aplicar los acuerdos alcanzados a finales del año pasado. La aprobación de la orden de detención y entrega inmediata; la armonización de la regulación del delito de terrorismo; la lista europea de organizaciones e individuos terroristas, así como los equipos conjuntos de investigación que se pusieron en marcha con Rajoy como presidente del Consejo de Ministros de Justicia e Interior forman parte de la herencia belga. El impulso antiterrorista ha orientado toda la política de la UE, así como la iniciativa de Aznar y su colega británico, Tony Blair, para la reforma de la Otan, pero ya se han alcanzado prácticamente todos los objetivos concretos posibles. Por lo tanto, a la presidencia española le hacía falta una nueva bandera que encontró en la política de lucha contra la inmigración ilegal. Los problemas relacionados con la inmigración ni siquiera fueron mencionados en las comparecencias de Aznar en los parlamentos de Madrid y Bruselas donde el presidente de turno presentó las prioridades del semestre español: la lucha contra el terrorismo, puesta en marcha del euro, las negociaciones para la ampliación, avances en el proceso de Lisboa, un nuevo impulso de la política exterior y de seguridad común y el debate sobre las reformas institucionales de la UE. En los asuntos netamente comunitarios, los avances han sido más que modestos porque el capítulo de negociación para la ampliación que le correspondía a España resultó el más conflictivo y el proceso está prácticamente bloqueado.

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