Sevilla se convierte por dos días en una gran fortaleza

Sevilla se transformará este fin de semana en una «fortaleza» para albergar la cumbre de la Unión Europea (UE) que pone fin al semestre de presidencia española del bloque, una cita marcada por la huelga general, las reivindicaciones de los militantes antiglobalización y la amenaza, siempre latente, de un atentado terrorista. Todos estos elementos conjugados hacen que la cita andaluza de los líderes comunitarios adquiera un carácter especialmente tenso en la cumbre que -de alguna manera- pretende ser la «entronización» de la gestión europeísta del presidente del gobierno español, José María Aznar: la metafórica «guinda del pastel» a medio año de presidencia española de la Unión. Pero quizás sean los propios sevillanos quienes más sufran el virtual cierre hermético que por motivos de seguridad les afecta desde comienzos de semana. La valla metálica que se ha instalado para aislar el recorrido motorizado de los líderes de los Quince ha servido de inspiración para que algún capitalino la apodase «muro de los lamentos andaluz», por las molestias que les ocasiona.