«El acuerdo sobre Gibraltar es cuestión de semanas o meses»

-¿Están tan mal las negociaciones sobre Gibraltar? -Somos conscientes de las dificultades pero en la reunión de esta semana lo que hemos decidido es no arredrarnos ante ellas, redoblar ahora nuestro trabajo y para cerrarlas cuanto antes. -¿Entonces no hay bloqueo? -Si hubiéramos constatado que hay un bloqueo o que nuestras diferencias son insalvables hubiéramos decidido aplazar la negociación o dejarla para más adelante y darnos un compás de espera. Pero hemos decidido justo lo contrario porque creemos que todavía es posible un acuerdo que satisfaga las aspiraciones de todas las partes. No sé si lo vamos a poder concretar en la reunión del día 12 de julio pero lo importante es que las conversaciones van a seguir. -¿Reconoce que fue un error fijar el verano como fecha tope? -Fuimos muy autoexigentes sabiendo que corríamos un riesgo político pero es cierto que hemos avanzado tanto que los espacios de consenso son tan amplios que parece un objetivo plausible aunque tengamos que tardar un poquito más. Yo creo que todo el mundo lo puede entender porque, en ningún caso, estamos hablando de un proceso que vaya a durar indefinidamente. No hablamos de años, hablamos de semanas o de meses. -¿Se atrevería a dar un nuevo plazo? -Hemos aprendido que lo mejor que podemos hacer es no poner plazos que después puedan frustrar expectativas. Lo que queremos es llegar a un acuerdo lo antes posible y en eso estamos. -¿La dificultad insalvable es la gestión de la cosoberanía? -Está claro que si llegamos a un acuerdo de fondo sobre la cuestión de la soberanía no podemos reabrir ese acuerdo al día siguiente continuando con nuestra disputa. El pacto tiene que tener vocación de perdurabilidad pero sin renunciar a la aspiración histórica de España sobre la soberanía en exclusiva de Gibraltar. Hay que hacer compatible el fin de la disputa con el mantenimiento de la reivindicación. -¿Intentaron torpedear el proceso desde el Gobierno de Blair? -Lo único que conozco es lo que se deduce de los debates en los Comunes que, en algunos casos, reflejan la disconformidad de una parte importante del partido laborista con la negociación. Pero también me consta la determinación del Gobierno británico de llevar adelante ese proceso, en cualquier circunstancia, porque entiende que cuenta con suficiente respaldo parlamentario. -¿Está seguro de la firmeza de Blair, después de que en la cumbre de Sevilla cediera en inmigración por presiones internas? -Yo no voy a opinar de la fortaleza o debilidad de un gobierno amigo, socio y aliado. Los que participamos en la cumbre coincidimos en que la UE tenía que dar un enfoque global, integrado y equilibrado del fenómeno de la inmigración, que comprende también la lucha contra la inmigración ilegal. Antes de llegar a Sevilla estábamos en un 95% de acuerdo en lo que íbamos a aprobar y, al final, se encontró una fórmula satisfactoria para todos. -¿Se aplicarán las expulsiones de inmigrantes ilegales? -Tienen que aplicarse. En algunos casos, los acuerdos de readmisión están funcionando y en otros, tenemos dificultades pero es evidente que hay que profundizar en la cooperación con los países terceros que son origen o lugar de tránsito de la inmigración ilegal. Lo primero, es tender la mano, ofrecer cooperación, recursos, tecnología y ayuda a esos países y ellos deben cumplir los acuerdos de readmisión. Si se constata que un país incumple sistemáticamente esos compromisos la UE no podrá quedarse cruzada de brazos. -¿Por qué no compartió Chirac ese discurso? -Lo que cuentan son las conclusiones con las que todos estamos razonablemente satisfechos. Me siento muy cómodo con los acuerdos y entiendo que el Gobierno francés también lo está. -¿Está solo Aznar en la UE, como dijo el PSOE en el Congreso, porque no se aprobaron en Sevilla las propuestas de la presidencia? -No me consta que algo planteado por la presidencia no se haya aprobado. No sé por qué el PSOE puede decir tal tontería.