España no recurrirá a la fuerza para recuperar Perejil y Marruecos anuncia una solución rápida

Aznar, el vicepresidente y portavoz, Mariano Rajoy, y los ministros de Exteriores, Ana Palacio, y de Defensa, Federico Trillo, han formado un «minigabinete» de crisis para seguir la evolución de los acontecimientos desencadenados a raíz de la ocupación del islote por una docena de militares marroquíes. El problema, según precisó el titular de Defensa, es que no pasa nada porque se «sigue esperando esa respuesta» oficial a la queja de España. El silencio marroquí está justificado por los festejos que se celebran en Rabat debido a la boda del Rey Mohamed VI en los que participa la totalidad del Ejecutivo alauí. Desde el Gobierno se insiste en que confían llegar a «una salida dialogada», pero existe la convicción de que la toma de Perejil es sólo un movimiento de distracción de una operación de más envergadura, como forzar un cambio de opinión del Gobierno en el conflicto sobre el Sahara. Intervención de la UE De forma paralela, el Gobierno inició una ofensiva diplomática con terceros países y organismos internacionales. Las primeras gestiones de la ministra de Asuntos Exteriores ante la UE surtieron efecto ya que el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, dialogó con el primer ministro marroquí, Abderramán Yussufi, para comunicarle «la preocupación» de los Quince por el incidente de isla Perejil. Yussufi se comprometió a encontrar «una solución rápida». Prodi, aún así, insistió en que la resolución de la crisis es un asunto «bilateral». El Gobierno, además, llamó al encargado de negocios de Dinamarca, que preside la UE en este semestre, para entregarle la nota verbal de protesta depositada en la embajada de Marruecos e informar de la posición española. El Ejecutivo de Aznar espera que sus socios europeos sean sensibles a la posición de España en la crisis con Marruecos, sobre todo Francia, país que tiene unas relaciones privilegiadas con Rabat. Ana Palacio, de hecho, conversó con varios ministros de Exteriores de los Quince en busca de respaldo. Mientras se dilucidan las verdaderas razones del gesto «inamistoso e inaceptable» de Marruecos, según Rajoy, el Gobierno ordenó un despliegue militar en aguas de Gibraltar y del norte de África con un claro objetivo disuasorio. La fragata «Navarra» ha recalado en el puerto de Ceuta y las corbetas «Infanta Elena» y «Cazadora» están en aguas de Melilla y también forma parte del contingente el submarino «Tramontana». El despliegue se completa con cinco helicópteros tipo «Cougar», dos sobrevuelan el cielo ceutí, otros dos, el melillense y el quinto en las islas Chafarinas para realizar «operaciones de reforzamiento en los peñones adyacentes». Los contingentes acantonados en los peñones de Alhucemas y Vélez de la Gomera y las Chafarinas fueron también reforzados. Además, patrullan la zona dos aviones P-Orion, mientras que en las aguas adyacentes al islote navegan cuatro patrulleras, que impiden acercase a la zona a cualquier tipo de embarcación. Por otra parte, la prensa marroquí defendió ayer el desembarco militar, que afirman se ha llevado a cabo en el marco de una operación de lucha antiterrorista y contra la inmigración clandestina. El periódico LïOpinion, afirmó en su portada que «Marruecos no retirará a sus militares del islote».