Diario de León

CRISIS CON MARRUECOS

Los otros «perejiles»

Perejil, Alhucemas, Alborán, Las Salvajes Chafarinas, Vélez ... Durante muchas décadas, estos pequeños enclaves de soberanía española estaban servidos regularmente por buques correo de pequeño porte. La ruta, con punto de pa

Un soldado español hace guardia en el acuartelamiento de la Legión, en Ceuta

Un soldado español hace guardia en el acuartelamiento de la Legión, en Ceuta

Publicado por
Carlos Fernández Redacción - LEÓN.
León

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En los años 70 estuvo a punto de ocurrir en la isla de Alborán lo mismo que ha sucedido ahora con el islote Perejil. Alborán, a pesar de ser un enclave vital en la entrada al Mediterráneo (se encuentra a mitad de camino entre Almería y Melilla), estaba abandonado físicamente por España, aunque ejerciese su soberanía. Los rusos (incluyendo buques de guerra, científicos y pesqueros-factoría) comenzaron a merodear la isla, e incluso hacer algún desembarco. Todo terminó con la llegada de un destacamento español, que allí continúa y que es relevado periódicamente. Alborán, de unos 300 metros de longitud, tiene un faro y un campo preparado para el aterrizaje de helicópteros. Islas en disputa, que España no supo reclamar en su momento, son las Salvajes, a algo más de cien millas de distancia al norte del archipiélago canario. Ahora son de soberanía portuguesa y en la época en que privaban los enclaves estratégicos (Gibraltar, Azores, Adén, Cabo Verde...) tenían cierto valor. Otros «perejiles» en disputa, en la costa norte de nuestro antiguo Protectorado, son los peñones de Alhucemas y Vélez. El primero, en la bahía del mismo nombre (donde se realizó el famoso desembarco franco-español en los años 20), está a tiro de piedra de Marruecos, igual que el segundo, al oeste de aquél. Los dos peñones están actualmente custodiados por destacamentos militares y su valor estratégico es mínimo, además de constituir una ratonera en caso de un ataque de Marruecos, que los domina completamente desde las alturas de los acantilados de la costa. Después están las islas Chafarinas, al este de Melilla, frente al Cabo del Agua, más fáciles de proteger, por su mayor distancia a la costa marroquí y su proximidad al puerto melillense. Todos estos enclaves estuvieron unidos por vía marítima por la compañía Trasmediterránea, en la conocida como «la línea del piojo». Guerra de símbolos Durante la guerra de la Independencia, España tomó posesión de la isla Perejil, con objeto de vigilar desde allí las naves napoleónicas. Después, en 1887, España decide colocar en la islote de Perejil la insignia española. Esto dio lugar a que se alborotasen las autoridades marroquíes de Tánger y reclamasen ante el representante español en aquella zona, que autorizó a que fuesen arrancados por los propios delegados del Gobierno marroquí aquellos signos que España había colocado, con lo que se entendía que se renunciaba a los derechos sobre la Isla Perejil. En 1894, se propaló el rumor de que Marruecos había cedido a Inglaterra isla Perejil, mediante ciertas condiciones, lo que fue rápidamente negado por el representante del sultán. La opinión pública se alarmó y desde el Senado y el Congreso se llamó la atención del presidente del Gobierno español, Mateo Sagasta, quien negó también los rumores que habían salido en la prensa. El tema de la Isla Perejil siguió permanente en la política interior y exterior española, quien reiteraba los solemnes derechos que España tenía sobre la isla, que también aparecieron en la Guía General Marítima.

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