Diario de León

El PNV arremete contra el cura que pide escolta y afirma que en Maruri hay libertad de expresión

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El alcalde de Maruri, Joseba Alzaga (PNV), acusó ayer al cura de la localidad vizcaína, Jaime Larrinaga, quien se ha convertido en el primer párroco vasco con escolta, de utilizar «la localidad vizcaína de Maruri como ejemplo de un municipio contrario a lo que realmente es». Alzaga, en declaraciones a Efe-Tv, afirmó sentirse «alucinado» con lo ocurrido en torno al párroco de Maruri y presidente del Foro El Salvador, quien solicitó protección a raíz de que el Ayuntamiento de la localidad, gobernado por PNV, EA y EH, buzoneara una carta en la que, según denunció el religioso, se le trataba de «nostálgico del pasado régimen franquista». Según explicó el alcalde, dicho buzoneo tenía como objetivo responder «a unas manifestaciones suyas» en un periódico -que el cura niega-, «en las que hablaba de ayuntamiento hostil y territorio hostil», en alusión a la localidad vizcaína de Maruri. «Simplemente -indicó- lo que hicimos fue responder en nuestro ámbito, que es el municipal. No quisimos ir a la prensa porque nos parecía que había que resolverlo en Maruri y contestamos a ese escrito haciendo ver a Jaime y al municipio que todas las cosas que se dicen en ese artículo son inexactas por no decir falsas». A juicio del alcalde, lo afirmado en ese artículo constituye «una utilización de Maruri para defender una ideología, pero si él quiere defender una ideología no se tiene que meter con Maruri, sobre todo, con un municipio que le ha defendido», indicó. Recordó, en este sentido, la intervención hace veinte años del Ayuntamiento de Maruri, también nacionalista entonces, ante el Obispado de Bilbao para evitar que trasladaran a Larrinaga como párroco a otro municipio, en el marco de los trasladados habituales que suelen producirse en el seno de la Iglesia. Alzaga aseguró que la actuación de los responsables municipales no se debe a que el párroco sea presidente del Foro de El Salvador. Según indicó, «no vamos a meternos con sus manifestaciones políticas. Tiene todo el derecho del mundo a opinar, pero lo que no vamos a permitir es que hable mal de Maruri». El alcalde de la localidad de Maruri, que insistió en expresar lo «alucinado» que se encontraba con la polémica que se había suscitado, puso de manifiesto las «formidables» relaciones bilaterales que mantiene en la actualidad el Ayuntamiento con la Iglesia.

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