«Hasta en misa tengo cerca al escolta, como si fuera un monaguillo»

-Que quiere le diga, me siento con muy poca libertad. -¿Le han apoyado sus feligreses? -Hay de todo. Los hay que ven la situación con criterios humanos y entienden mi situación. Los hay que sólo ven mi realidad a través de criterios políticos. -Supongo que ese tipo de personas le hacen a usted culpable de la situación. -Posiblemente, sobre todo la gente más nacionalista. La principal táctica del nacionalismo en Euskadi es convertir a las víctimas en verdugos. Para ellos soy yo el único causante de mi miedo. -¿Se ha puesto en contacto con el Obispado? -Quizás lo han estado intentando, pero no he parado de hablar por teléfono con la prensa. De todas formas, qué casualidad que los dos obispos estuvieran fuera estos días. Parece que hoy, por fin, vamos a hablar. -El obispo Ricardo Blasco dijo que no tenía nada que decir sobre su caso. -Eso he leído en la prensa. -¿Y no se siente desamparado por la jerarquía? -No me siento desamparado, porque estoy seguro que, en el fondo, monseñor Ricardo me quiere. Quizás lo único que ha habido en todo esto es una cadena de errores humanos. -¿Y qué es lo que espera? -Pido a Dios fuerza para no abandonar nunca este camino de la lucha por la libertad y la democracia, el camino de la defensa de los más débiles. -Lo tendrá que hacer con escolta. -Así es. Hasta cuando doy misa lo tengo cerca, como si fuera un monaguillo. -¿Se siente amenazado? -Por supuesto. Me siento amenazado desde que un ayuntamiento buzoneó un panfleto a todos los vecinos cuestionando mis opiniones libres. -¿Le amenazaron por la calle? -Por la calle aún no. -La sociedad vasca está dividida, pero el clero vasco lo está aún más. -El clero vasco siempre se ha distinguido por su fortaleza y por su gran número de vocaciones. Pero somos hijos del pueblo, y el pueblo vasco es nacionalista y no nacionalista. -¿Existe algún tipo de conexión entre los dos sectores para limar asperezas? -No. No hay contactos. Es tremendamente difícil. -Un libro aseguraba que ETA nació en un seminario. ¿Está de acuerdo? -Es innegable que buena parte de la clase dirigente del nacionalismo vasco se ha formado en seminarios e incluso en conventos. El nacionalismo está impregnado de cultura religiosa. -¿Pero está de acuerdo con la afirmación del libro? -Es demasiado tajante. -Usted es profesor de historia, ¿cree que el nacionalismo se basa en la idealización del pasado? -El nacionalismo tiene su base en la liquidación de los fueros. Pero, a diferencia del nacionalismo catalán, que es más culto, el vasco es más primitivo. Basa su discurso en la raza y en la religión. -¿No cree que el pueblo vasco tiene derecho a decidir su futuro? -Todos tenemos derecho a decidir, pero es necesario recordar que históricamente nunca ha habido una entidad política vasca. Las tres provincias vascas nunca expresaron la voluntad de unirse. -¿Se siente dolido? -Por supuesto. Sobre todo cuando un ayuntamiento se empeña en juzgar la opinión de una persona. -¿Tiene miedo? -Sí, ahora más que hace unos meses porque estoy en la cresta de la ola informativa. Pero hay mucha gente así. En un pueblo pequeño no puedes mostrarte constitucionalista. -Tampoco español, porque usted se siente español, ¿no? -Me siento vascoespañol, igual que los vascos del XIX. El concepto del antiespañolismo es absolutamente contradictorio. Los vascos se van en masa de vacaciones al país que en teoría les oprime. ¿Se imagina a un húngaro anticomunista de vacaciones en Siberia durante la guerra fría? -¿Se siente libre? -Esta es la factura que pago por intentarlo.