El Gobierno exige a Marruecos que cumpla el acuerdo sobre Perejil ya

El presidente José María Aznar se mostró prudente y diplomático al referirse a estas expresiones, aunque recordó al reino alauí que ambos países suscribieron un acuerdo bilateral «muy claro», con un testigo «cualificado en calidad de facilitador» como el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell. Resuelto el conflicto en isla Perejil, Aznar considera que ahora «sólo debe ser respetado y cumplido» el documento por el que las partes no sólo se comprometieron a regresar al «statu quo» anterior en el islote, sino que también expresaron su voluntad de reabrir el diálogo. Precisamente para dar fe de este deseo mutuo, Benaissa y su homóloga española, Ana Palacio, fijaron una reunión para el próximo septiembre en Madrid. Declaraciones desafortunadas El presidente español dijo desconocer en profundidad las últimas manifestaciones de Benaissa, consideradas «bastante más que desafortunadas» por la titular de Asuntos Exteriores, pero en cualquier caso dejó sentado que «España no se guiará en sus relaciones con Marruecos por ningún tipo de declaración altisonante». Aznar reiteró el deseo de la diplomacia española de recuperar unas relaciones lo más «estrechas, provechosas y fructíferas» en multitud de campos con el reino de Marruecos. Y trasladó este objetivo a las autoridades marroquíes, al afirmar que recuperar la confianza y el buen tono en las conversaciones sería «lo más positivo e inteligente por las dos partes». En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el vicepresidente y ministro Portavoz, Mariano Rajoy, insistió en este objetivo prioritario y mostró su esperanza de que en septiembre se «den los pasos necesarios para recuperar la confianza, mejorar el diálogo y conseguir las mejores relaciones posibles». Rajoy dejó entrever que Benaissa ha incumplido el acuerdo de Rabat, fundamentado en posturas constructivas y de buena fe, al asegurar que España es un «país serio que se esfuerza por cumplir los compromisos» y al que le gustaría que «otros actuasen en consecuencia». El número dos del Ejecutivo español considera fundamental «generar un clima de confianza» previo a la reunión de septiembre, y espera que así también lo entienda Marruecos. Pese al evidente malestar por la última salida de tono de Benaissa, en el Ejecutivo español tampoco se da excesiva importancia a sus últimas palabras. Fuentes de Presidencia y de la OID consideran que son de «consumo interno» por la sociedad marroquí y se muestran convencidas de que este tipo de declaraciones no afectarán al fondo y al ritmo del restablecimiento de las relaciones bilaterales.