Aznar exige a su partido un máximo esfuerzo para frenar a Zapatero

Lo cierto es que el presidente del Gobierno se mostró inconformista ante el futuro inmediato, puso deberes a sus discípulos para este verano y les obligó a mantener la «iniciativa política» en el cuatrimestre comprendido entre septiembre y diciembre de 2002. Un liderazgo del PP que Aznar no se cansa de anteponer a la política «demagógica y de pancarta» que, en su opinión, caracteriza a Rodríguez Zapatero. Según la interpretación que transmitió tras la reunión el número dos del PP, Javier Arenas, el objetivo es presentar «proyectos políticos frente a un discurso retórico, fácil y sin fondo del líder de la oposición, que tiene efectos positivos en el interior del PSOE pero provoca la desconfianza en la sociedad». Por más que los dirigentes del PP insistan públicamente en que Rodríguez Zapatero «carece de un proyecto alternativo y no puede ganar las elecciones a base de pancartas, del radicalismo y de la renuncia al centro político», fuentes del propio partido admiten cierta inquietud por los avances experimentados ante la opinión pública por el secretario general del PSOE que, según encuestas y sondeos, aparece como un líder de la oposición consolidado tras el reciente debate sobre el estado de la nación y con buenas expectativas ante los próximos comicios locales y autonómicos. «Probablemente, el PP vivirá en estos próximos meses el período más intenso de su historia», reconoció el secretario general del PP y ministro de Administraciones Públicas, Javier Arenas, al término de la reunión de la Ejecutiva popular. Un encuentro en el que Aznar obligó a sus seguidores a asumir el «impulso centrista y reformista» que el PP se exigió en el Congreso del pasado enero. El presidente recordó a los dirigentes del PP la necesidad de llevar a la práctica las 20 propuestas que Aznar presentó en el pasado debate sobre el estado de la nación y que afectan al menos a nueve áreas en las que el jefe del Ejecutivo está dispuesto a «conversar y profundizar» con el primer partido de la oposición. El presidente concedió especial importancia al Congreso que en octubre próximo celebrará el PP catalán y donde el ministro de Ciencia y Tecnología y futuro candidato a la Generalitat, Josep Piqué, se convertirá en el presidente del partido en Cataluña. En este feudo el PP se marca como reto crecer y convertirse en un partido decisivo para garantizar la estabilidad de Gobierno catalán. El líder de la oposición del Gobierno vasco, presidente honorífico del PP en Euskadi y uno de los candidatos a la sucesión de Aznar, Jaime Mayor Oreja, será el encargado de cerrar en los próximos meses el programa marco para las elecciones municipales y autonómicas que el presidente le encargó. Unas propuestas que buscarán responder a los grandes problemas de los ciudadanos: inmigración, inseguridad ciudadana, la familia, el mundo rural, la segunda descentralización y el desarrollo sostenible.