El entierro del atracador muerto por un disparo en la capital hispalense generó muchas tensiones
Marcos C. R., el joven que falleció tras recibir un disparo en la cabeza durante un tiroteo con la Guardia Civil mientras atracaba un estanco en Sevilla recibió sepultura en el mediodía de la jornada de ayer en el cementerio municipal de San Fernando de la capital hispalense. El entierro se celebró en medio de la fuerte tensión acumulada desde los incidentes que se produjeron en su barriada, en los Pajaritos, la noche en que falleció tras ocho horas de agonía en el hospital sevillano de La Virgen del Rocío. El cuerpo del fallecido, de 18 años, partió del Instituto Anatómico Forense, donde se le practicó la autopsia, sobre las 12.00 horas, para llegar al camposanto en un coche fúnebre escoltado por otros vehículos donde iban familiares y amigos y medio centenar de ciclomotores conducidos por jóvenes amigos del difunto. A la llegada de fúnebre cortejo al cementerio se registraron momentos de gran tensión cuando los motoristas la emprendieron con los periodistas e informadores gráficos allí concentrados. Los jóvenes insultaron duramente a los informadores e incluso un vehículo llegó a invadir la calzada donde se encontraba un cámara de televisión. Por suerte, el conductor no consiguió su objetivo, aunque tras salir del coche amenazó a los periodistas para que no tomaran imágenes ni grabaran nada del funeral ni del responso que se celebró en la pequeña capilla del cementerio. La comitiva entonces inició el recorrido por los caminos del camposanto hasta que llegaron a la sepultura donde los restos mortales de Marcos fueron inhumados ante escenas de dolor de familiares y amigos del joven fallecido por un disparo. Tras el sepelio, los acompañantes abandonaron el cementerio de forma paulatina y los familiares anunciaron su deseo de informar este viernes sobre todo lo ocurrido. Quieren dar su versión de los hechos y anunciaron que distará mucho de la hasta ahora conocida. El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional investiga el caso, mientras que el Instituto Armado ha abierto sendos expedientes informativos a los dos agentes que intervinieron tras el robo en el estanco para esclarecer lo ocurrido. El joven Marcos C. R. falleció tras recibir un disparo en la cabeza durante el atraco a un estanco, que cometía en esos momentos armado con una pistola de juguete.