La Fiscalía asegura que la coalición supone para ETA un instrumento más importante que sus propios comandos
Garzón comunica a Batasuna la suspensión de todas sus actividades
El juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, comunicó ayer a la abogada y dirigente de Batasuna Jone Goirizelaia la inminente suspe
Jone Goirizelaia llegó a las nuve y cuarto de la mañana, sola y sin querer realizar declaraciones. Entró en el recinto y esperó durante 45 minutos a que llegara la hora fijada por el juez para la entrevista. Su encuentro con Garzón y con el teniente fiscal Jesús Santos duró poco más de una hora. El magistrado le comunicó enseguida su intención de despojar de forma inminente a Batasuna de su capacidad para actuar como partido político y le informó de que esta medida será puesta en práctica en aplicación del artículo 129.1 del Código Penal. Este punto prevé en sus apartados A y C la clausura, por un período de hasta cinco años, de cualquier empresa, sociedad o fundación que, amparada en la legalidad vigente, persiga fines ilícitos. Puro trámite El juez cumplió así con el trámite de informar a los interesados, si bien para garantizar que el proceso fuese imparable ya les advirtió el pasado martes que, aunque no acudiesen ayer, él seguiría adelante con el proceso. Ahora, a la coalición abertzale sólo le queda esperar que el juez disponga mediante otro auto su expulsión del espectro político vasco y español. Eso ocurrirá a partir del próximo lunes, después de que comparezcan ante el magistrado los inspectores de la Unidad Central de Información de la Policía que elaboraron los informes periciales en los que está basada la decisión. El proceso es ya imparable una vez el teniente fiscal Santos entregó al juez el informe en el que considera «imprescindible» la suspensión para evitar, entre otras cosas, «el suministro de fondos económicos que faciliten la comisión de nuevos atentados terroristas». En su exposición de casi cincuenta folios, el fiscal Jesús Santos repasa la trayectoria de la coalición radical a lo largo de sus treinta años de historia y expone, uno a uno, todos los indicios que, a su entender, prueban que es «un instrumento más de ETA, como sus comandos o sus fábricas de explosivos, pero de mayor importancia para que la organización pueda alcanzar sus fines subversivos». Santos sostiene que ETA ejerce un control absoluto de todas las organizaciones que forman parte del denominado Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) y que, en función de la coyuntura, dispone de ellas a su antojo. Ello dota a los dirigentes etarras de «agilidad» para adaptarse a las nuevas situaciones y de una capacidad de incidencia en la sociedad y en las instituciones muy superior a la que han tenido ya otras «organizaciones terroristas clásicas». Así, asegura que a través de Batasuna los responsables de la banda terrorista ETA pueden decidir acerca del futuro penitenciario de algunos de sus cargos electos, supervisar las listas electorales y dirigir la postura de sus representantes.