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El tribunal pretende comenzar su andadura con un perfil más diplomático que jurídico

El embajador español ante la Corte Penal es candidato a juez en La Haya

Juan Antonio Yáñez-Barnuevo es el principal candidato del Gobierno para la Corte Penal Internacional. El diplomático, que atesora una larga carrera tanto con lo

Imagen de archivo de Yáñez-Barnuevo, embajador permanente del Tribunal de La Haya

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R. Calvo - MADRID.
León

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La Coalición para la Corte Penal Internacional (sus siglas en inglés son CICC), una asociación que agrupa a un millar de ONG, ha velado desde los inicios de esta iniciativa internacional para que el tribunal sea lo más efectivo e independiente posible. «Son personas de gran experiencia también en temas de derecho internacional, pero no dejan de ser diplomáticos», observa Irune Aguirrezabal, coordinadora para Europa de la coalición. Aguirrezabal matiza que no es negativo que los primeros magistrados muestren este perfil político, «siempre que al final sean pocos frente a los jueces de carrera». La Oficina de Información Diplomática del Gobierno (OID), en cambio, pone en duda que la mayoría de los candidatos posean una trayectoria diplomática, a pesar de que este requisito se cumple en el caso de Yáñez-Barnuevo, y recuerda que la elección de magistrados está aún en una primera fase. Los países que han ratificado el Estatuto de Roma -79 hasta la fecha- tienen hasta el próximo 30 de noviembre para designar a todos sus futuros y próximos candidatos. Primera Asamblea Una vez presentados los nombres de los candidatos, comenzará la selección de los 18 magistrados que constituirán la CPI y que empezarán a trabajar en la primavera del 2003. La primera asamblea de los Estados miembros del tribunal, que se celebró en Nueva York del 3 al 10 de septiembre, dedicó buena parte de sus esfuerzos a negociar los criterios de elección de dichos magistrados. La asamblea, al final, decidió votar cada candidatura por separado, hasta cuatro veces. Para ser seleccionados, los aspirantes deberán recibir el beneplácito de dos tercios de los denominados Estados Partes. Este método ofrece la oportunidad a cada región -África, Asia, Europa del este, Europa occidental y América Latina- de ver como mínimo a dos de sus pretendientes en la Corte. A pesar de que la mayor parte de los asuntos tratados no tuvieron apenas dificultades para el entendimiento entre los representantes reunidos en Nueva York, la presión ejercida por Estados Unidos, que pretende suscribir tratados bilaterales que alejen a sus soldados de futuras acciones del tribunal, enrareció el ambiente. «Hubo mucho pasillo», reconoce Irune Aguirrezabal, quien confía en que la Unión Europea mantenga la postura firme y común de apoyo a la Corte. Lene Espersen, ministra de Justicia de Dinamarca, país que preside en este semestre la Unión Europea, afirmó en su discurso en nombre de los Quince que Europa aún está dispuesta a dialogar y a buscar soluciones con los países que mantienen dudas respecto a posibles motivaciones políticas del tribunal, en clara alusión a las objeciones que Estados Unidos aduce para no ratificar el Tratado de Roma.

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