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Los terroristas hicieron estallar la bomba con un mando a distancia e hirieron a otros tres agentes

ETA asesina a un cabo en respuesta a la pérdida de dos de sus activistas

Juan Carlos Beiro Montes, cabo de la Guardia Civil de 32 años, casado y con dos hijos de corta edad, murió ayer en Navarra al ser alcanzado de ll

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Fernando Nieto - LEIZA.
León

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El suceso tuvo lugar unos diez minutos antes de las 13.00 horas. Los cuatro agentes destinados en el puesto de Leiza hacían su patrulla diaria por el límite de la comunidad foral con la provincia de Guipúzcoa. A bordo del todoterreno viajaban por la carretera comarcal NA-1.320 el cabo Beiro, el sargento-artificiero Morata (comandante del puesto de Leiza) y dos guardias de ese mismo acuartelamiento. La Guardia Civil había tenido aviso de la existencia en esta carretera de un cartel con el anagrama de la banda terrorista y la leyenda en euskera Gora ETA. GC, jota bertan hil (Viva ETA. Guardia Civil, muere aquí). El escrito, al parecer, había sido colocado la noche anterior en un muro de un paraje conocido como Mikelete, situado a unos 100 metros del límite de las provincias de Guipúzcoa y Navarra. Letrero amenazante Los agentes tenían órdenes de inspeccionar el lugar y retirar el letrero amenazante. Cuando los cuatro guardias civiles descendieron de sus coches para acercarse a la pancarta, el artefacto, compuesto por unos 15 kilos de explosivo, estalló. Expertos de la Guardia Civil llegaron a la conclusión de que la bomba pudo ser activada a distancia por los activistas, apostados para ello en un lugar protegido desde donde pudieran ver el cartel. No obstante, los artificieros del instituto armado no descartan hasta que concluya la investigación que la trampa estuviera dotada de «sensores de movimiento» que activaron el artefacto cuando los agentes movieron la pancarta. En cualquier caso, sí cabe descartar de plano que el mecanismo de detonación fuese un temporizador. El estallido alcanzó de lleno a Juan Carlos Beiro y al sargento, que eran los que más se habían aproximado a la trampa terrorista. La metralla desgarró el estómago al cabo Beiro y destrozó las piernas a su superior, que también sufrió importantes heridas en el abdomen y la cara. Los otros dos agentes, que se encontraban a varios metros de la bomba, sólo sufrieron daños menores. La onda expansiva afectó asimismo a otros dos coches que se encontraban estacionados en la zona. Los dos funcionarios que no sufrieron heridas de gravedad pidieron auxilio por radio a su cuartel de Leiza. Efectivos de la Guardia Civil, de la Ertzaintza y equipos de urgencia se trasladaron al lugar de los hechos. Los médicos se percataron en seguida del estado de extrema gravedad de Beiro. Una UVI móvil medicalizada le trasladó hasta el hospital Nuestra Señora de Aranzazu de San Sebastián. Sin embargo, Beiro Montes no llegó vivo a la capital donostiarra. El herido entró en muerte clínica cuando la ambulancia se encontraba a la altura de Tolosa, todavía a 25 kilómetros de San Sebastián, donde llegó a las 14.25 horas. Los médicos sólo pudieron certificar su fallecimiento debido a un severísimo «traumatismo abdominal con salida de masa intestinal».

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