El Rey pide al Magreb recuperar las relaciones
El Rey pidió este lunes a los países del Magreb que hagan «los máximos esfuerzos» para que las relaciones diplomáticas con España «se desarrollen con toda la normalidad». Don Juan Carlos, que ofreció una cena de gala en el Palacio Real al presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, de visita oficial en Madrid, expresó su «preocupación» por la cuestión del Sáhara occidental y defendió que sólo las partes implicadas podrán resolver el contencioso si ponen una «voluntad decidida» en ello. En la visita de Estado de Buteflika que comenzó ayer y que concluirá el próximo miércoles planeó en todo momento la crisis por la que atraviesan las relaciones de España y Marruecos. «Mi país tiene vocación de mantener con todos los Estados del Magreb unas relaciones excelentes. Ello nos impulsa a efectuar un decidido llamamiento a que se hagan los máximos esfuerzos para que las relaciones se desarrollen con toda la normalidad que España desea», apuntó. El Rey aprovechó de esta forma el discurso que pronunció en honor del presidente de Argelia para hacer un velado llamamiento a Marruecos, el único país de la zona con el que España no mantiene unas relaciones normales, aunque lo hizo sin mencionar expresamente al reino alauí. Destacó el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación que este martes rubricarán José María Aznar y Buteflika y recordó que este acuerdo, similar al que España firmó con Marruecos en 1991 y que ahora está en suspenso, «es algo más que una declaración de buenas intenciones políticas, establece un programa de concertación y encuentros similar al que España tiene con sus principales socios y significa la voluntad de ser referencia de un futuro de cooperación mutuamente enriquecedora». El monarca subrayó que la política de España con respecto a la región del norte de África es «prioritaria y quiere ser global y ambiciosa» para que el Magreb se convierta en un «socio privilegiado de Europa». Su Majestad se refirió además al conflicto del Sáhara occidental, «que nos preocupa especialmente», y defendió que «sólo una voluntad decidida entre las partes, capaz de alzarse más allá del horizonte inmediato de las dificultades actuales, permitirá superar los obstáculos que aún subsisten para encontrar una solución a este contencioso que sea respetuosa de la legalidad internacional, estable y definitiva».