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El Partido Socialista advierte al vicepresidente del Gobierno que su futuro será el de jefe de la oposición

Rajoy asume el papel de sucesor al hacer un balance de la legislatura

El vicepresidente primero y ministro de la Presidencia, Mariano Rajoy, se colocó ayer en el papel de sucesor del presidente del Gobierno,

Publicado por
Ramón Gorriagan - MADRID.
León

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Rajoy se presentó ante la comisión en su condición de ministro de la Presidencia, y lo que se preveía una anodina comparecencia dedicada al CIS, el BOE, las relaciones con las Cortes y el Patrimonio Nacional, se convirtió en un repaso a la gestión del Gobierno en los dos años y medio de legislatura, acompañado de algún anuncio, cierta autocrítica y abundante satisfacción por la labor realizada. Desde el principio, quedó claro que no era una mera exposición del ministro de turno, sino un alegato político que detalló los principales compromisos del Gobierno: lucha contra el terrorismo, vertebración territorial, pleno empleo, seguridad ciudadana, políticas de modernización, relaciones internacionales e inmigración. Rajoy debatió con el PSOE sobre la «calidad de la democracia» en el Gobierno de Aznar, con el PNV, sobre legalidad y la propuesta del lendakari Juan José Ibarretxe, con CiU, sobre el futuro sistema de financiación local, con IU, sobre el control del Congreso al Ejecutivo, y con Coalición Canaria, sobre los servicios de inteligencia. El tono de la intervención motivó que el portavoz de IU, Luis Carlos Rejón, señalara que las palabras de Rajoy eran lo más parecido a una intervención presidencial en el debate sobre el estado de la nación. El socialista Diego López Garrido apuntó que Rajoy actuó como «el candidato a sucesor» y trasladó al vicepresidente los «mejores deseos para su futuro político», aunque precisó que relevará a Aznar no al frente del Ejecutivo, sino como «un buen jefe de la oposición». Sin que se note Los portavoces de CiU, Jordi Jané, y del PNV, Josu Erkoreka, extrajeron similares conclusiones tras la comparecencia. El diputado catalán apuntó que Rajoy expuso «un programa de sucesión», mientras que el parlamentario vasco señaló que «el problema» de los hipotéticos sucesores es que tienen que ser «muy sutiles» para no irritar a Aznar y tienen que mostrar sus aspiraciones «sin que se note, pero que se capte». Erkoreka indicó que Rajoy actuó como «un factotum con mando en plaza» sobre todas las áreas del Gobierno. El vicepresidente no eludió los comentarios de la oposición, pero se limitó a bromear ya que sería «antológico» optar a la sucesión del jefe del Ejecutivo «con el apoyo de Zapatero», en alusión a las preferencias expresadas líder del PSOE. Fuentes cercanas al ''número dos'' del Gobierno intentaron eliminar la impresión sucesoria con la explicación de que el Ministerio de la Presidencia es «transversal» y su actividad tiene muchos puntos de contacto con otros departamentos. Estos portavoces quisieron evitar la reapertura del debate sucesorio apenas 24 horas después de que el ministro de Hacienda tomara posición y se inclinara por un sucesor de Aznar con «profundos conocimientos económicos», una nítida alusión al vicepresidente segundo y titular de Economía, Rodrigo Rato.

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