Un caso marcado por la fuga de Carlos Ruiz «El Negro»
El proceso contra los detenidos por la operación Temple estuvo marcado por el escándalo que desató en la Audiencia Nacional la fuga del supuesto «capo» colombiano Carlos Ruiz de Santamaría, El Negro, uno de los principales inculpados. El narcotraficante fue excarcelado a finales de diciembre de 2001 por motivos «humanitarios», de salud, a sólo tres semanas del comienzo del juicio. La Fiscalía pedía para él 60 años de cárcel y una multa de más de 400 millones de euros. La decisión de liberar a Carlos El Negro fue adoptada por los miembros de la Sección Cuarta de lo Penal -la misma que durante los dos últimos años rebatió algunas de las tesis de Baltasar Garzón- a pesar de que la Fiscalía Antidroga les advirtió días antes de que existía grave riesgo de fuga. Su vaticinada huida propició la suspensión cautelar de los magistrados Carlos Cezón, Carlos Ollero y Juan José López Ortega, después de que el Tribunal Supremo admitiese a trámite una querella impuesta contra ellos por la Fiscalía General del Estado por prevaricación. El alto tribunal terminó por archivar la querella contra los tres magistrados. Para entonces, el juicio ya había comenzado y corrió a cargo de Ángela Murillo, que actuó de presidenta y ponente, José Ricardo de Prada y Elisabeth Carmona. Dos de los magistrados querellados, Carlos Cezón y Juan José López Ortega, están destinados en la Audiencia Provincial de Madrid. El tercero, Carlos Ollero, regresó después de cumplir la suspensión de seis meses a la Sección Cuarta de la Audiencia Nacional. Ayer, día en que fueron condenados la mayor parte de los arrestados, la Policía continuaba sin pistas acerca de El Negro