El ’canut’, la gran víctima del ‘procés’
La economía catalana se ha resentido en los últimos años. Al conflicto independentista —que ha marcado la incertidumbre económica para familias y empresas— se ha unido la rígida regulación en materia de vivienda y comercio. Y la Comunidad de Madrid ha sacado provecho de ello, adelantando a Cataluña como primera economía en España, atrayendo a muchas de las empresas que han ido cambiando de sede social desde el referéndum del 1 de octubre de 2017, así como turistas e inversión extranjera.
La capital de España también ha hecho de los impuestos una de sus banderas. Tanto que ERC amenazó con no apoyar los Presupuestos Generales del presidente Pedro Sánchez si no limitaban el poder de Madrid para modificar algunos tributos. Pero más allá del IRPF, Sucesiones y Patrimonio, las diferencias en la forma de ejercer la política fiscal lo ejemplifica que Cataluña tiene 15 impuestos propios y Madrid, tres.
El ‘sorpasso’ de Madrid. El PIB catalán pasa a ocupar la segunda posición Cataluña ha perdido el liderazgo económico de España desde 2017, coincidiendo con el año que se produjo el referéndum del 1-O. Mientras que en el año 2000 contribuía 1,5 puntos más que la Comunidad de Madrid al PIB de España, ahora ésta lo hace casi medio punto por encima. Una pérdida de competitividad que los expertos achacan a la inseguridad jurídica y la incertidumbre, mala amiga de la inversión extranjera y la demanda nacional.
El ganador
Madrid ha sacado provecho, adelantando a Cataluña como primera economía en España
En 2019 —últimos datos del INE—, Cataluña acumulaba un PIB de 236.800 millones de euros, el 19% del total nacional, ocupando el segundo puesto del ranking. Madrid dio el ‘sorpasso’ en 2018, cuando su economía representó un 19,3% de todo el PIB nacional, por primera vez tres décimas por encima de la catalana. La riqueza de la Comunidad de Madrid fue de 240.130 millones, mejorando en solo un año en casi 10.000 millones su PIB. También se constata en el PIB por habitante, un buen indicador de la calidad de vida, que fue de 31.119 euros anuales en Cataluña en 2019. Aunque supera a los 26.426 de la media de España, la Comunidad de Madrid le gana también esta batalla, con 35.913 euros per cápita. Por delante de Cataluña se situaron también el País Vasco y Navarra.
Para Miguel Cardoso, economista jefe para España en BBVA Research, no todo es culpa del ‘procés’ ya que el «factor sede» de Madrid la ha beneficiado atrayendo sectores de alto valor añadido como el financiero o consultoría. También por las diferencias regulatorias en la construcción residencial y el comercio minorista, con una política de horarios y días de apertura mucho más flexible en Madrid.
La incertidumbre política provocó cambios de sede. Lo más sonado del ‘procés’ en términos económicos vino con las salidas de empresas ya que algunas de gran relevancia como CaixaBank o Sabadell decidieron abandonar su comunidad de origen. En total, 2.536 sociedades cambiaron su domicilio en 2017. Desde entonces, más de 7.000 lo han hecho, cifra apenas contrarrestada por las 2.244 nuevas que se han incorporado.
En 2017 se perdieron más de 2.000 millones. El año del 1-O, se perdió casi un 40% de inversión extranjera directa, hasta los 3.093 millones de euros desde los 5.138 millones de 2016, según datos del Ministerio de Industria. Ello contrasta con el crecimiento del 24,7% registrado por Madrid, hasta rebasar los 14.500 millones. De esta manera, si en 2016 Cataluña representaba el 20,1% del total de la inversión extranjera que recibía en España, el año siguiente cayó hasta el 13%. Y en 2019 se mantenía esa misma tónica: la inversión extranjera recibida por Cataluña rondó los 3.200 millones (14,4% del total), frente al 61,2% que representó la Comunidad de Madrid.
El balance
Pérdida de liderazgo, de llegadas de turistas, de inversión extranjera y de más de 7.000 empresas
Un agujero de 72.000 millones, el 36% de su PIB. Uno de los graves problemas de la economía catalana es el de la deuda pública. Por un lado, porque es de las más elevadas de España respecto al PIB (35,9%) y, por otro, porque la mayor parte de esa cuantía se la tiene que pagar al Estado, su gran benefactor desde la crisis de 2012. La deuda de Cataluña asciende a los 72.300 millones (tercer trimestre de 2020), es decir, que cada catalán carga con unos 10.000 euros de deuda autonómica, el doble que un madrileño.
Esta cuantía representa casi una tercera parte del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) que el Estado habilitó para evitar la quiebra técnica de las regiones ante la imposibilidad de acudir a los mercados internacionales a financiarse, como ocurría antes de la crisis.
«Cataluña tiene un problema estructural en sus finanzas públicas que hay que arreglar, en parte dando más recursos a través de la reforma del sistema de financiación autonómica, pero también realizando una mejor eficiencia del gasto», asegura Miguel Cardoso, economista jefe para España en BBVA Research.