Aznar piensa que la vuelta al diálogo social frenó la sangría de votos del PP
La recuperación del cauce de comunicación con los sindicatos y el profundo cambio de Gobierno, que tuvo lugar al principio del verano, frenaron la sangría de votos del Partido Popular e invirtieron la tendencia a la baja que experimentó en el ecuador de la legislatura. Ésta es la conclusión a la que llegaron los miembros del comité ejecutivo, reunido este lunes, cuando su presidente, José María Aznar, les informó de la respuesta positiva de los ciudadanos al giro que permitió la reedición del diálogo social, interrumpido por la huelga general del pasado mes de junio. La versión oficial del PP atribuye al cambio de actitud de las centrales sindicales el regreso a la paz social, gracias a la cual el partido del Gobierno ha logrado invertir la tendencia a la baja que todas las encuestas registraron antes y durante el verano. Los populares no admiten en público que los cambios en el decretazo obedecieron a una rectificación de su política de firmeza ante los interlocutores sociales, pero cada vez son más las voces de quienes -desde dentro del partido y el Gobiern0- reniegan de una estrategia que ahora consideran errónea y a la que atribuyen el peor momento de la legislatura, a juzgar por los datos sobre intención de voto reflejados en los sondeos correspondientes a los meses de junio y julio. En un principio, algunos analistas creyeron que los efectos de la remodelación del Gobierno y el debate de la nación se diluyeron con las vacaciones pero, este lunes, el aparato de Génova ha venido a quitarles la razón. El secretario general, Javier Arenas, informó al comité ejecutivo del vuelco experimentado por las encuestas y, en rueda de prensa posterior a la reunión interna, confirmó que todos los estudios de opinión del mes de septiembre reflejan un crecimiento de la ventaja que el PP tiene con respecto del PSOE. Según Arenas, la distancia - en disminución hasta agosto - es ahora superior a la que existía este verano que, en algunos análisis, había desaparecido para dar lugar a un empate técnico entre los dos grandes partidos. Cuando el descenso en la intención de voto parecía imparable, la dirección del Gobierno diseñó una campaña electoral para los comicios municipales y autonómicos, basados en una amplia movilización de la organización. Se le encargó la elaboración del programa marco a Jaime Mayor Oreja, que organizó siete convenciones para promocionarlo.