Iglesias lanza a sus lugartenientes contra Calviño por los alquileres
Sánchez y el líder de Podemos tienen pendiente una reunión porque la tensión no para de crecer
Lo de bajar los decibelios que reclamó Pedro Sánchez a sus socios no encaja con Pablo Iglesias. El vicepresidente segundo lanzó ayer a sus dos secretarios de Estado contra la vicepresidenta tercera y ministra de Economía por su negativa a regular los precios del alquiler de viviendas y a la concesión de ayudas directas a empresas y autónomos.
No es una escaramuza más en la nada soterrada pugna entre socialistas y Unidas Podemos dentro del Consejo de Ministros. Ione Belarra, secretaria de Agenda 2030, y Nacho Alvarez, secretario de Derechos Sociales, reprocharon a Nadia Calviño en sendos mensajes de Twitter que tachara de «falsas polémicas» las diferencias dentro del Gobierno y reprendiera a los morados por no centrarse en «lo que de verdad importa».
La vicepresidenta pidió en una entrevista en TVE no «simplificar» el debate sobre la vivienda centrándolo en el control de precios de los alquileres, una medida, dijo, que es discutible que sea «eficaz» y, desde luego, «no es el bálsamo de fierabrás» para resolver el problema. También sostuvo que hay que ser cuidadosos con las ayudas directas a los sectores afectados por la crisis económica porque se han dado casos en que el Gobierno las ha concedido y las empresas han cerrado. «Cuando gestionamos dinero de los contribuyentes —avisó— tenemos que tener muchísimo cuidado para que las ayudas lleguen a quien tiene que llegar».
Belarra contestó: «Sabemos que a Calviño no le gusta la regulación de precios del alquiler, pero está en el acuerdo de coalición» suscrito por Pedro Sánchez e Iglesias y «se tienen que respetar». Figura en el punto 2.9.3, y el presidente, añadió, «debe hacérselo entender a los ministros de su partido».
Álvarez, por su parte, escribió: «Lo que el Estado no gaste ahora en ayudas directas a empresas (...) se lo podría terminar gastando en subsidios por desempleo si quiebran las empresas». Recordó además a la vicepresidente que «siempre es mejor prevenir que curar».
El escepticismo de Calviño ante la regulación de los alquileres y la concesión de ayudas directas a las empresas no es una opinión personal, es el criterio dominante en el Consejo de Ministros. Pero Iglesias no da la batalla por perdida y, como es su costumbre, externaliza el debate, convencido de que sus posturas tienen más predicamento entre la ciudadanía que dentro del Gobierno.
Esta misma situación se da con la ley de igualdad de trato —o ‘ley Zerolo—, la de autodeterminación de género —‘ley trans’—, la de libertad sexual —‘solo sí es sí’— o la ley LGTBI y el Ingreso Mínimo Vital. Por no hablar de las profundas diferencias con la monarquía parlamentaria y las recientes manifestaciones en defensa de la libertad de expresión.
Hasta ahora, la sangre no ha llegado al río y las discrepancias se han enmarcado en la lógica de los gobiernos de coalición de dos partidos con culturas distintas o en el fragor de las campañas electorales. Pero la tensión no para de crecer, y aunque nadie cree que vaya a provocar una ruptura de la alianza, Sánchez e Iglesias tienen pendiente una reunión a solas para encauzar la situación.